El arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, presidió este día 6 de diciembre, en Caldas de Reis, la Vigilia de la Inmaculada a la que estaban convocados jóvenes de toda la Archidiócesis, organizada como es habitual por la Delegación Diocesana de Infancia y Juventud, ya que también era la Jornada Diocesana de Jóvenes. Encuentros, talleres, ratos de oración, Tienda del Encuentro, fueron algunos de los momentos vividos por los jóvenes en la jornada. En la homilía de la Eucaristía que presidió monseñor Julián Barrio, a quien también acompañaba su obispo auxiliar, monseñor Jesús Fernández González, el arzobispo les dijo a los jóvenes que “la Diócesis espera mucho de vosotros porque es mucho lo que valéis para Dios y para nosotros. La actitud de servicio y de acogida destierra todo odio, mentira y violencia; defiende los derechos de la persona sofocados por el placer, la comodidad y el egoísmo; y manifiesta la autenticidad y la identidad de los hijos de Dios en medio del relativismo que todo lo banaliza. La Iglesia nos presenta a la Santísima Virgen María: una mujer bendecida por Dios como no lo fuera criatura alguna y signo de la creación renovada, viviendo la comunión con Dios y con los hermanos. Siempre al lado de su Hijo, maestra y discípula, la más humilde y la más enaltecida”.
Monseñor Barrio también les aseguró que “el alma joven ignora el hastío monótono, la indiferencia narcotizante, ese triste privilegio de no sentirnos emocionados ni conquistados por nada. Permanece joven el alma que no se hunde en si misma sino que asciende a la vida sostenida por la fe y por la esperanza de un futuro mejor donde el sol será más hermoso. Es vieja el alma de aquellos que se repliegan en la desilusión y precisan de un esfuerzo para recordar que antaño rieron, corrieron, subieron a los árboles. Juventud o vejez del alma son juventud o vejez del corazón. El corazón tiene la edad de lo que ama. Si amáis a Jesús seréis siempre jóvenes. ¡Queridos jóvenes, encontraos con Cristo y permaneced siempre en él!”