Estas Navidades contemplábamos en los informativos, a veces insensiblemente, cómo se intercalaban noticias sobre el precio del marisco y el pescado que se consumirían en las fiestas, con imágenes de pateras cargadas con hombres y mujeres que huían del hambre y la miseria.
De seguro todos lamentamos el drama que esas y otras muchas imágenes nos muestran pero el Papa Francisco nos recuerda que no basta con lamentarse, sino que tenemos que trabajar para superar esas situaciones.
En ocasiones pareciera que los acuerdos internacionales prevalecen sobre los Derechos Humanos, tal y como el Papa había denunciado anteriormente ante la pasividad de muchos organismos internacionales.
Consciente de la urgencia por encontrar soluciones a este problema, en su primer mensaje del año para la jornada mundial de La Paz, el Papa afirmaba que «los emigrantes y refugiados son hombres y mujeres que buscan la paz”, indicando así que, más que una simple fecha conmemorativa, es un drama que afecta a seres humanos, a personas con rostro e identidad propios.
Cada año, la Iglesia celebra la jornada mundial del Migrantes y del Refugiado, este año bajo el lema: “ Acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados” señalándonos el camino a recorrer.