Está domingo se cumplen ciento un años de las apariciones de la Virgen de Fatima. Con tal motivo – y en el marco de fomentar entre los niños y mayores durante el mes de mayo las devociones marianas- está semana hemos consagrado la parroquia a la Virgen.
Consagrarse a María significa ponernos en sus manos, a su servicio y disposición. Y Ella nos guiará hacia Jesús.
Consagrarnos a Ella significa dejarse llevar sin condiciones, sabiendo que Ella conoce mejor el camino y que podemos dormir tranquilos en sus brazos de madre.
Consagrarse a María significa vivir permanentemente en su Inmaculado Corazón, dentro del Corazón divino de Jesús. Es dejar que Ella actúe por medio de nosotros. Es como prestarle nuestra lengua para que hable por nosotros y nuestro corazón para que ame a los demás por nuestro medio.
En una palabra, es vivir en unión total con María para que podamos llegar a decir: Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí por medio de María. Por eso, un consagrado a María debe confiar plenamente en Ella y dejarse llevar por Ella sin condiciones.