Como cada año en la última semana de junio y al término del curso escolar nuestro párroco realizó sus ejercicios espirituales. En febrero ya había presidido un curso de retiro en una casa rural con capilla en BOIRO para un nutrido grupo de feligreses pero, parafraseando a san Agustin, los sacerdotes “ que para nosotros es pastores , para Cristo también son ovejas” y necesita “desconectar” un tiempo para dedicarlo a la oración y meditación
En la tanda de ejercicios de este año participaban sacerdotes de muchísimas regiones de España, de Brasil, Colombia, Argentina, Congo, Beni, Chad y de otras muchas nacionalidades hasta un total de cincuenta.
Y como los últimos veinticinco años nos reunimos en Fatima a los pies de la Santísima Virgen. Uno de los días nuestro párroco tuvo el gozo de celebrar en la Capeliña que custodia la imagen de Nuestra Señora donde hace ciento un años se apareció a tres pastorcillos. En el altar del Señor y a los pies de la Señora rogó por todos los feligreses, sus familias e intenciones y, entre todas ellas, una muy especial: las vocaciones sacerdotales entre los jóvenes de la parroquia