En el sky bar del hotel Plaza de Cuatro Caminos se presentó esta semana la nueva temporada de «Voces de A Coruña», el programa líder de las mañanas coruñesas.
No es que desde la página web de la parroquia hagamos publicidad de emisoras de radio privadas; el motivo por el que lo publicamos es que entre el amplio elenco de colaboradores de esta programación “coral” se encuentra nuestro párroco, José Carlos Alonso, que participa en la tertulia de los miércoles junto a Javier Ozores y Manuel Arenas, liderados por el periodista Pablo Portabales.
La presencia de los cristianos en los medios de comunicación es imprescindible en los tiempos que corren. El panorama comunicativo, poco a poco, se ha convertido para muchos en un “ambiente vital”, una red donde las personas se comunican, amplían el horizonte de sus contactos y de sus relaciones (cf. Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada mundial de las Comunicaciones Sociales 2013).
En este contexto –y esta es la segunda idea– nos tenemos que preguntar: ¿Qué papel tiene que desempeñar la Iglesia con sus medios operativos y comunicativos? En cualquier caso, más allá de la puramente tecnológica, creo que el objetivo ha de ser saber insertarse en el diálogo con los hombres y las mujeres de hoy, para comprender sus expectativas, sus dudas, sus esperanzas. Son hombres y mujeres un poco desilusionados a veces, con un cristianismo que les parece estéril, que tiene dificultades precisamente para comunicar incisivamente el sentido profundo que da la fe. En efecto, precisamente hoy, en la era de la globalización, estamos asistiendo a un aumento de la desorientación, de la soledad; vemos difundirse la pérdida del sentido de la vida, la incapacidad para tener una “casa” de referencia, la dificultad para trabar relaciones profundas. Es importante, por eso, saber dialogar, entrando también, aunque no sin discernimiento, en los ambientes creados por las nuevas tecnologías, en las redes sociales, para hacer visible una presencia; una presencia que escucha, dialoga, anima. No tengan miedo de ser esa presencia, llevando consigo su identidad cristiana cuando se hacen ciudadanos de estos ambientes. ¡Una Iglesia que acompaña en el camino, sabe ponerse en camino con todos! Y también hay una antigua regla de los peregrinos, que San Ignacio asume, ¡por esto yo la conozco! En una de sus reglas dice que aquel que acompaña a un peregrino y que va con el peregrino, debe ir a paso de peregrino. Sin adelantarse ni atrasarse. Y esto es lo que quiero decir: una Iglesia que acompañe el camino y sepa ponerse en camino, como camina hoy. Esta regla del peregrino nos ayudará a inspirar las cosas. Papa Francisco.