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Regalo de Cáliz y Copón

by santaeulalia

A lo largo de los últimos años hemos realizado una serie de intervenciones, siguiendo un proyecto para la recuperación del patrimonio de la parroquia. Se trata de un proyecto global:
primero recuperamos la casa Rectoral, cuyo estado era casi ruinoso; después, los templos de Lians y Santa Cruz; por último, los locales parroquiales.

Una vez acometidas las obras grandes, hace dos años empezamos otro proyecto: renovar ornamentos litúrgicos y vasos sagrados. El primer año se doraron o platearon varios vasos sagrados y objetos litúrgicos como incensarios, navetas, acetre, entre otras muchas piezas.

El presente año le tocó el turno a los ornamentos. Así, hemos adquirido nuevas casullas de todos los colores -unas sencillas y otras más elaboradas para las celebraciones más solemnes- albas, estolas, cíngulos, etc.

Esta “catequesis” ha calado en el corazón de algunos fieles que, para que continuemos con esta renovación, han querido aportar su granito de arena haciéndonos llegar un hermoso obsequio: un juego de cáliz y copón dorados.

Puedo anunciaros que se trata del primero de varias donaciones que a lo largo de los próximos tres meses confiamos recibir y que mostraremos en el templo y en esta página.

Para una adecuada “ars celebrandi” es igualmente importante la atención a todas las formas de lenguaje previstas por la liturgia: palabra y canto, gestos y silencios, movimiento del cuerpo, colores litúrgicos de los ornamentos. En efecto, la liturgia tiene por su naturaleza una variedad de formas de comunicación que abarca a todo el ser humano. La sencillez de los gestos y la sobriedad de los signos, realizados en el orden y en los tiempos previstos, comunican y atraen más que la artificiosidad de añadiduras inoportunas. La atención y la obediencia de la estructura propia del ritual, a la vez que manifiestan el reconocimiento del carácter de la Eucaristía como don, expresan la disposición del ministro para acoger con dócil gratitud dicho don inefable.

Es necesario que en todo lo que concierne a la Eucaristía haya gusto por la belleza. También hay que respetar y cuidar los ornamentos, la decoración, los vasos sagrados, para que, dispuestos de modo orgánico y ordenado entre sí, fomenten el asombro ante el misterio de Dios, manifiesten la unidad de la fe y refuercen la devoción (Benedicto XVI, Sacramentum caritatis, nn. 40-41)

 

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