En la tarde de ayer el grupo de catequistas con su directora al frente celebraron su primera reunión para planificar el comienzo del nuevo curso.
El objetivo de la actividad era que los catequistas renovasen su ser de profetas, a fin de profundizar en el proceso para convertirlo en ministerio mediante la reflexión de aptitudes, valores y proyección comunitaria.
La formación es una realidad permanente de los catequistas para dar un mejor servicio a la Iglesia.«Ser» catequistas. No trabajar como catequistas: eso no vale. Uno trabaja como catequista porque le gusta la enseñanza… Pero si los encargados de esta tarea no son catequista, ¡no vale! No serán fecundos, no serás fecunda. Catequista es una vocación: “ser catequista”, ésta es la vocación, no trabajar como catequista. ¡Cuidado!, no he dicho «hacer» de catequista, sino «serlo», porque incluye la vida.
Se guía al encuentro con Jesús con las palabras y con la vida, con el testimonio. Recuerden lo que nos dijo Benedicto XVI: “La Iglesia no crece por proselitismo. Crece por atracción”. Y lo que atrae es el testimonio. Ser catequista significa dar testimonio de la fe; ser coherente en la propia vida. Y esto no es fácil.
El primer domingo de octubre daremos el pistoletazo de salida del Catecismo con la celebración de la Eucaristía a las 11:30 hh. A continuación los niños, acompañados de sus catequistas, se trasladarán a los los locales parroquiales para formar los distintos grupos.
Invitamos a todos los niños – también a los que ya hayan recibido la Primera Comunión – y a sus familias a incorporarse con ilusión para unirnos cada día más a Jesús y a su Iglesia