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Evangelio del lunes, 1 de octubre de 2018

by santaeulalia

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 46-50

En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante. Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo:
-«El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mi; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante.» Juan tomó la palabra y dijo: -«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.»
Jesús le respondió: -«No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro.»

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Meditación
Jesús coge de la mano a un niño y lo puso en medio de los discípulos para confirmarles quién es el más importante; con este gesto pone de manifiesto el privilegio de ser acogido en la comunidad de creyentes que debe manifestar la grandeza de Dios. Experimentarnos amados y acogidos por Dios y tener disponibilidad interior para acoger la novedad del Evangelio en compañía de los hermanos.

Los apóstoles se quedan en una discusión sobre a quién le corresponderá el primer puesto. Jesús que conoce lo más íntimo del corazón, enseña que grande es quien lo acoge con alegría y gratitud, encontrando en su Palabra la mayor motivación para acoger al hermano sin delirios de grandezas o autoreferencia.

Ya sabemos lo que nos sugiere este Evangelio: No aspirar a grandezas humanas que excluyan a los otros; antes bien hacernos pequeños en el Señor para encontrar en él no sólo nuestro refugio y seguridad sino también la actitud liberadora de encontrarnos con el hermano sin fingimientos ni categorizaciones.

Así lo entendió santa Teresita del Niño Jesús, a quien celebramos hoy; ella habla del caminito de la Infancia espiritual, caminito para “esperarlo todo del buen Dios, como un niño pequeño lo espera todo de su padre, es no inquietarse de nada, no buscar fortuna. Hasta entre los pobres se da al niño lo que le es necesario pero en cuanto se hace mayor, su padre ya no quiere mantenerle más y le dice: ‘Trabaja ahora, tú te puedes ya bastar a ti mismo’. Para no oír jamás tales palabras, por eso no he querido ser nunca mayor, sintiéndome incapaz de ganarme la vida, la vida eterna del Cielo. Me he quedado siempre pequeña”.

Al inicio del mes de octubre, mes de las misiones y del Santo Rosario, hagamos el propósito firme de vivir las actitudes que nos sugiere el Evangelio. Experimentarnos “pequeños” en las manos de Dios nuestro Padre viviendo la virtud de la confianza y el abandono en su providencia; liberar el corazón de toda actitud de exclusión a los hermanos porque el evangelio es encuentro con el otro aún en las diferencias.

Necesitamos la protección y el auxilio de Dios. Por esto el Papa Francisco ha decidido invitar a todos los fieles, de todo el mundo, a rezar cada día el Santo Rosario durante todo el mes mariano de octubre y a unirse así en comunión y penitencia, como pueblo de Dios, para pedir a la santa Madre de Dios y a San Miguel Arcángel que protejan a la Iglesia del diablo, que siempre pretende separarnos de Dios y entre nosotros.

Además, el Papa Invita a invocar el auxilio de la Virgen María con esta oración: “Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh, siempre virgen, gloriosa y bendita!”. También pide a todos los fieles que se haga la oración escrita por León XIII pidiendo la protección de San Miguel Arcángel: “San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la milicia celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas.

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