El grupo de reflexión en el que participan mujeres de la parroquia celebró estos días el primer encuentro del nuevo curso que se presenta muy interesante.
En esta ocasión debatimos sobre qué parroquia queremos y cómo transformarla partiendo de nuestra realidad. Para ello empezamos por plantearnos la realidad del laico, que hoy es muy amplia en la Iglesia.
Se trata de una palabra no siempre clara. En efecto, en el Nuevo Testamento no encontraremos ninguna que pueda identificarse con el concepto de laico que utilizamos hoy. Por el contrario, sí encontramos el concepto de pueblo.
Además, el laico siempre tiene una definición negativa: el que no es sacerdote, el que no hizo votos religiosos, pero en definitiva es el cristiano, todo bautizado. En este sentido, el teólogo Yves Congar decía que los laicos sólo encontraban tres posiciones posibles dentro de la Iglesia: sentados, escuchando lo que dice el sacerdote; arrodillados, siguiendo la misa que el sacerdote celebraba de espaldas y en latín; o con la mano en el bolsillo, para el sostenimiento de la Iglesia.
A esos laicos les correspondía un papel totalmente pasivo hasta que fueron convocados por el Concilio Vaticano II como productores de bienes simbólicos y no sólo consumidores.
En la parroquia tenemos muy claro que la evangelización y la labores parroquiales deben pivotar sobre los laicos y el sacerdote presidir, enseñar y santificar como tareas fundamentales de su ministerio.
Al término alcanzamos un consenso sobre cuál será la clave para la reactivación de la parroquia: el compromiso personal con la misión evangelizadora que hemos recibido. Esto tenemos que traducirlo en acciones concretas al servicio de la comunidad y participando en las distintas iniciativas que desde la parroquia y otras instituciones se ofrecen.
Tras un largo y enriquecedor debate celebramos un pequeño ágape con lo que cada uno aportó. Animamos a todas aquellas mujeres que quieran participar en estos encuentros una vez cada quince días no duden en unirse. Basta que lo comuniquen en el despacho para poder convocarlas personalmente. Oración, reflexión y merienda es una buena combinación para crear grupo.
Dia: viernes alternos
Lugar: locales parroquiales
Hora: 20:30