Cada viernes tras la celebración de la Santa Misa, en los salones parroquiales se reúne un grupo de fieles católicos y evangélicos para unirse en la oración y la alabanza al mismo Dios.
Un encuentro en el que importa más lo que nos une que lo que nos separa. Entre cantos y salmos de alabanza elevan una plegaria por sus intenciones particulares y por las de la parroquia.
El movimiento ecuménico pretende ser una respuesta al don de la gracia de Dios, que llama a todos los cristianos a la fe en el misterio de la Iglesia, según el designio de Dios que desea conducir a la humanidad a la salvación y a la unidad en Cristo por el Espíritu Santo.
Este movimiento los llama a la esperanza de que se realice plenamente la oración de Jesús, «que todos sean uno». Los llama a esta caridad que es el mandamiento nuevo de Cristo y el don por el que el Espíritu Santo une a todos los fieles.
El Concilio Vaticano II pidió claramente a los católicos que extendieran su amor a todos los cristianos, con una caridad que desea superar en la verdad lo que los divide y que se dedica activamente a realizarlo; deben actuar con esperanza y en la oración por la promover ción de la unidad de los cristianos, y su fe en el misterio de la Iglesia les estimula e ilumina de tal modo que su acción ecuménica pueda ser inspirada y guiada por una verdadera comprensión de la Iglesia, que es «el sacramento, es decir, a la vez el signo y el medio, de la unión intima con Dios y de la unidad de todo el género humano»
Fuente: Directorio para la aplicación de los principios y normas sobre el ecumenismo.
Lugar: Locales parroquiales
Día: Todos los viernes
Hora: 19:30 hh.