Una semana más el grupo de jóvenes de la parroquia se ha lanzado a la calle a llevar un poco de esperanza a las personas que viven el la calle. Esa esperanza la acompañan con un café, unos bocadillos y unos bizcochos en estas frías mañanas de invierno.
La intención es acercarnos a los que están en la calle, a los que no tienen donde reclinar la cabeza y a los que nadie saluda. La entidad está formada por 25 voluntarios. Gracias a su solidaridad y sensibilidad hacia este drama humano, consiguen llevar un poco de calor a las personas que necesitan abrigo. Pero su concepto de “abrigo” va más allá de lo material. Su calor va directo al corazón de los que están en la calle.
Los voluntarios de Desayunos Solidario se lanzan a la calle los sábados por grupos y tienen varias rutas establecidas para intentar acercarse al mayor número de personas posible. Y lo mejor de todo es lo enriquecedor y gratificante que resulta para los que participan.