Lectura del santo evangelio según san Marcos 4,26-34
“En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.
Dijo también: ¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas. Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado”.
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús
Meditación
Hoy en la fiesta de los santos Timoteo y Tito, el evangelio nos presenta dos parábolas: la de la semilla que germina y crece por sí sola y la del grano de mostaza. Así, Jesús enseña la eficacia de la Palabra de Dios y la fuerza de nuestra esperanza y de nuestro empeño cotidiano.
En la primera parábola Jesús nos muestra cómo en la vida del creyente debe armonizarse la potencia interna de la Palabra de Dios y la necesidad de la disposición de la tierra fértil, es decir, el alma de quien escucha y acoge humildemente la Palabra de Dios y ve brotar frutos de eternidad.
También con la Parábola de la semilla de mostaza se confirma el poder transformador de la Palabra de Dios; la tierra (cada persona) acoge la semilla, ve germinar (vive un proceso) y madurar el fruto (cobija a otros). Como dice el Papa Francisco: “La palabra de Dios hace crecer, da vida. Y aquí quiero recordarles la importancia de tener el Evangelio, la Biblia al alcance de la mano. El Evangelio pequeño en la cartera, en el bolsillo para nutrirnos cada día con esta palabra viva de Dios. Leer cada día un párrafo del Evangelio o un párrafo de la Biblia. Por favor no se olviden nunca de esto porque esta es la fuerza que hace germinar en nosotros la vida del Reino de Dios”.
“Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros” (Col 3, 16). Preguntémonos: ¿Qué relación cultivamos con el Señor a través de su Palabra? ¿Dejamos que la Palabra de Dios nos ayude a leer nuestra historia y a comprometernos con la misión que se nos confía? No olvidemos que como cristianos estamos invitados a acoger la Palabra de Dios, anunciar el evangelio, con la palabra y con la vida, para ver crecer en nuestras vidas y comunidades los dones de Dios.
Cuando un creyente lee y escucha las Sagradas Escrituras se encuentra con una persona, Jesucristo, el hijo de Dios vivo, Palabra eterna del Padre; quien nunca lee la Biblia se priva de los tesoros espirituales que contiene la Palabra de Dios. Por esto, acojamos el gran desafío de entender el proyecto de Dios en nuestras vidas, agudizando el corazón y los oídos para decir con el salmista: “Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi camino”.
P. John Jaime Ramírez Feria