1,6K
Ante más de setenta sacerdotes el Sr. arzobispo alentó a los presentes la importancia de nuestro ministerio en estos tiempos difíciles que está viviendo la Iglesia animando a la esperanza recordando cuanta santidad hay entre consagrados, los laicos y los propios sacerdotes.
Si creemos de verdad, recordaba- tenemos que fiarnos de la palabra De Dios que hace de la debilidad su propio testimonio pero haciendo de esas mismas debilidades un trampolín para lanzarnos a la realidad de Dios: Dichosos los sufridos porque ellos alcanzarán la gloria.
Animo a no descuidar el “carísma” que hay en nosotros creciendo en la fe, esperanza y caridad.