16. ¿Existe el Purgatorio?
Sí, el Purgatoria existe. “Si la obra que uno edificó permanece, recibirá el premio; si su obra arde, sufrirá daño; sin embargo, él se salvará, pero como a través del fuego” (1Co 3, 14-15); “Pero, considerando que a los que habían muerto piadosamente les estaba reservado un magnífico premio, la idea era piadosa y santa. Por eso, encargó un sacrificio de expiación por los muertos, para que fueran liberados del pecado” (2M 12, 45-46).
Estos y otros textos de la Sagrada Escritura nos recuerdan la existencia de este “lugar” de purificación. Que como señala el Catecismo es la purificación final de los elegidos, donde “los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo” (Catecismo No. 1030).
Recordar la existencia del Purgatoria es, también, una invitación a rezar por nuestros difuntos: familiares, amigos, conocidos y por todas las almas que se encuentran es ese estado de purificación. “Pensemos en procurarles algún alivio del modo que podamos (…). ¿Cómo? Haciendo oración por ellos y pidiendo a otros que también oren (…). Porque no sin razón fueron establecidas por los apóstoles mismos estas leyes; digo el que en medio de los venerados misterios se haga memoria de los que murieron (…). Bien sabían ellos que de esto sacan los difuntos gran provecho y utilidad” (san Juan Crisóstomo, homilía sobre la epístola a los Filipenses, 3).