Como es sabido por todos nuestro templo de San Martín de Dorneda está de cumpleaños. En 2019 celebramos el 150 aniversario de su construcción y en los últimos años, fijándonos como meta este acontecimiento, hemos realizado un conjunto de actuaciones para ponerlo en valor, embelleciéndolo -si cabe- un poco más.
Con gran alegría hoy presentamos a todo los feligreses la última de ellas: un sencillo marco -a modo de retablo- que albergará la imagen de la Cruz.
Tras su traslado a uno de los paños laterales del templo, por la colocación de las peanas de Santa Lucía y San Pedro en su nueva ubicación junto al retablo neoclásico del altar mayor, la cruz quedaba un tanto “desangelada”, pues es una imagen pequeña para un paño muy grande.
Decidimos entonces realizar un pequeño proyecto para realzarla. Para esta pieza se han diseñado unas sencillas columnas rematadas por una corona y en el centro se sitúa la Cruz que hemos puesto sobre una base de madera que enmarca su figura.
Al tratarse de paños tan grandes – las paredes del templo- y por la perspectiva junto a piezas mucho mayores, quizás no se aprecie el verdadero tamaño de las obras. Por ejemplo, las peanas de santa Lucía y San Pedro que flanquean el retablo principal del templo miden tres metros aproximadamente; el “marco” que contiene la cruz alcanza los cuatro metros y midiendo está casi dos.
Se ha intentado que todas las intervenciones realizadas en los últimos años , respondiesen a una planificación previa y guardasen un mismo estilo, formando un conjunto armónico con el retablo principal y los altares laterales.
Un retablo era originariamente un elemento pequerio, portátil, colocado sobre la mesa del altar para oficiar la liturgia sagrada. Con el paso de los siglos evolucionó y se convirtió en una máquina con una clara finalidad didáctica y decorativa, haciéndose al mismo tiempo grandioso y permanente.
A un retablo no les son ajenas las relaciones de éste con la arquitectura con la que se relaciona tomándose préstamos mutuos; tanto que en ocasiones, resulte difícil dilucidar quién presta a quién.
Es el caso de nuestra parroquia de San Martín de Dorneda, responde a una tipología de retablo que estructuralmente se corresponde con la portada de un templo, evocando claramente una estructura de fachada arquitectónica clásica. Durante el renacimiento y el barroco los templos gozaban de dos fachadas:
⁃ Una externa, de acceso, indicadora y de piedra: la portada
⁃ Otra interna, aproximativa, refrendo de la oratoria sagrada y dorada: el retablo.
La fachada atrae e invita a entrar al fiel y el retablo, en el interior del templo, le invita igualmente a fijar la mirada en el lugar de celebración litŭrgica.
Agradecemos el buen hacer del artista que tanto tiempo ha dedicado a su diseño, construcción y y d todos los que colaboraron en la instalación del mismo. Confiamos en que esta nueva obra sirva no solo para enriquecer y embellecer el patrimonio parroquial si no para mover a la piedad de los fieles.