Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,38-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:-«Habéis oído que se dijo: «Ojo por ojo, diente por diente». Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús
Meditación
el pasaje del evangelio que se lee hoy forma parte de la unidad literaria que presenta el evangelista sobre la nueva justicia del Reino de Dios enseñada por Jesús en el monte de las Bienaventuranzas. Jesús no ha venido a abolir la Ley y los profetas sino a darle su plenitud; ha venido a revelar el verdadero rostro de Dios Padre y su reino de Amor.
Ahora Jesús cita un texto de la Ley antigua diciendo: «Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente!”, abreviando el texto del Éxodo 21, 23-25: ”Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe”. Para Jesús este principio perjudica la relación con Dios y con las personas. Para Él es principio claro que no se devuelva mal por mal.
“Pero yo les digo: no se venguen de quien les hace el mal”. Impresiona la fuerza de la Palabra de Jesús. ante cualquier tipo de violencia recibida, la reacción natural es pagar al otro con la misma moneda; Jesús pide retribuir el mal no con el mal, sino con el bien; sabiendo que este acto concede la libertad interior que no viene dada por la venganza, la violencia, el odio, el rencor.
San Pablo exhorta: “bendecid a los que os persiguen, no maldigáis… Sin devolver a nadie mal por mal; procurando el bien ante todos los hombres: en lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres; no tomando la justicia por cuenta vuestra, queridos míos, no deis lugar a la cólera… si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; haciéndolo así, amontonarás ascuas sobre su cabeza. No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien» (Rm 12, 14-21). El discípulo del Señor sabe que está llamado a superar la violencia recibida, de lo contario la espiral de la violencia lo invadirá hasta carcomer su corazón.
Por lo tanto, es saludable recordar las palabras del Papa Francisco, en su visita apostólica, a los pies del Crucificado de Bojayá dijo: “Colombia, abre tu corazón de pueblo de Dios y déjate reconciliar. No temas a la verdad ni a la justicia. Queridos colombianos: No tengan temor a pedir y a ofrecer el perdón… porque La violencia engendra más violencia, el odio más odio, y la muerte más muerte. Tenemos que romper esa cadena que se presenta como ineludible, y eso sólo es posible con el perdón y la reconciliación”.