19. ¿Qué es el pecado?
El pecado es, en definitiva, el rechazo de Dios; es responder “no” al ofrecimiento del amor de Dios, que es Él mismo. Pero ¿cómo saber si estoy rechazando el amor de Dios? A esta pregunta responde el mismo Dios: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos” (Jn 14, 15). Quien no se esfuerza por cumplir los mandamientos de Dios, no ama a Dios, rechaza el amor de Dios.
No se trata, por tanto, solo de cumplir o no cumplir los mandamientos; se trata de amar o no amar a Dios, se trata de acoger o rechazar el amor de Dios, porque los mandamientos han salido del corazón de Dios, y del corazón de Dios no hay más que Amor.
Por eso, aunque muchas veces no entendamos o se vuelva difícil cumplir sus mandamientos, hagamos nuestro máximo esfuerzo, sabiendo que así corresponderemos, en parte, al inmenso amor que Dios nos tiene. Y si en medio de la batalla caemos, no nos preocupemos, sigamos el ejemplo de los que en verdad se aman: pidamos perdón. Pidamos perdón a Dios, del modo que él mismo ha querido: a través del sacramento de la reconciliación.
“No olvides, hijo, que para ti en la tierra sólo hay un mal que habrás de temer, y evitar con la gracia divina: el pecado” (san Josemaría Escrivá de Balaguer, Camino 386).