La Iglesia, como buena madre, procura brindar espacios a sus sacerdotes que les lleve a compartir como verdaderos hermanos unidos en una misma vocación, son momentos fundamentales fortalecer los lazos de la familia clerical. Así lo han comprendido las diócesis al proveer días especiales de vida comunitaria sacerdotal como son los retiros, jornadas de estudio, celebraciones, comidas.
El pasado jueves, día sacerdotal por excelencia, nuestra parroquia acogió a sacerdotes de nuestra diócesis que se unieron a los que han venido sirviendo nuestra comunidad parroquial en este verano. Un bonito grupo conformado por Don José Carlos, párroco anfitrión, Don Julio Pérez, sacerdote de nuestra Diócesis que lleva treinta y tres años ejerciendo su ministerio en Ecuador, además del venezolano Orlando, el peruano Juan José, el brasileño Anderson y el colombiano Carlos Andrés. Encuentros como este, que procuramos repetir cada mes, e una muestra no sólo de la fraternidad sacerdotal sino de la universalidad de la Iglesia.
Esta pequeña representación de la Iglesia Universal estuvo reunida en la Iglesia Nueva de Santa Cruz, en la que vivieron un primer momento de formación dirigido por Don Julio, padre venerable y sabio (como los pedía San Vicente de Paúl), quien en su platica invitó a los presentes a renovar la alegría sacerdotal en actitudes concretas: saber pensar, saber estar, no confundir lo urgente con lo importante (lo urgente puede esperar), adecuar la vida sacerdotal a las necesidades actuales sin arriesgar las verdades del Evangelio.
Finalmente, luego de orar a la Madre del Cielo compartieron una deliciosa y “abundante” comida en la que afianzaron su amistad sacerdotal.
Dios les conceda experimentar los frutos de esta maravillosa jornada de espiritual y fraterna y lleven a sus fieles a amar más a Jesucristo. En hora buena!!!