La llegada masiva de migrantes ha duplicado la cantidad de familias que son atendidas por los voluntarios de Caritas Parroquial hasta el punto de que las cuentas de la Institución rozan ya los números rojos. Tanto es así que muy probablemente tengamos que hacer una llamada a todos los feligreses y personas de buena voluntad que quieran colaborar con nosotros ante la grave situación que se está produciendo y para la que apenas nos quedan medios.
Pero queremos escribir estas líneas para reiterar nuestra confianza en Dios: estamos en manos Sus Manos y sabemos que si se cierra una puerta se abrirá una ventana.
Prueba de esto es el caso de una familia que acudió a Caritas Parroquial para solicitar ayuda. Entre sus múltiples carencias – como las de muchas otras familias con niños- se nos planteó la necesidad de pañales pero para un miembro de la unidad familiar que sufre parálisis cerebral. Lo cierto es que no teníamos en nuestro -cada vez más menguado- almacén. Pero, como hay gente muy buena y que nos inspira a seguir trabajando en pro de los más débiles, tras unas cuantas llamadas, nos han llegado varías entregas de pañales que sin duda, aliviarán la economía de esta familia en lo que a ese gasto se refiere.
Desde esta tribuna queremos dar las gracias a todos los que siempre estáis ahí, al otro lado de las peticiones de ayuda que desde Caritas y la Parroquia presentamos, especialmente cuando se trata de menores.
¡Que Dios os lo premie!