Con inmensa tristeza recibimos la noticia de que dos religiosas, que han supuesto un pilar para nuestra parroquia durante tantísimos años, serán trasladadas a un bueno destino. Se trata de Sor Mercedes y Sor Maria Rosa, religiosas de la Congregación Hermanas Mercedarias de la Caridad que desarrollan su misión en Santa Cruz.
Durante décadas compaginaron las labores que les eran propias en su Comunidad con tareas parroquiales, una al frente de la Catequesis y otra de la sacristía y todo lo referente a la liturgia.
Hoy para la parroquia – y especialmente para el párroco- es un día de sentimientos contrapuestos. Por un lado, agradecimiento por tantos años de labor parroquial, social , humana y cristiana. Y por la generosidad de haber entregado los mejores años de su vida. Si. se van; pero, ¿Y lo que nos dejan?. Pudieron triunfar en la vida, pero la consagraron a la enseñanza y a la sanidad, con los más desfavorecidos.
También sentimos pena por separarnos de ellas, pues han sido para nosotros ejemplo de entrega y servicio y modelo de oración y confianza en Dios
Confieso desconcierto por la decisión, pero comprendo que sin duda su nuevo destino -en una Comunidad adaptada para religiosas mayores- su “familia de Congregación” querrá ofrecerles las mejores atenciones en esta etapa de su vida.
Seguro que habrán tenido razones poderosas, seguramente relacionadas con la falta de vocaciones. Esta marcha sin duda empobrece a la parroquia y a la diócesis. Lo entendemos aunque nos ponga tristes. En cualquier caso, la obra, el proyecto de las Mercedarias de la Caridad, continúa en buenas manos y agradecemos a la Comunidad la gran labor social que realizan con los menores en nuestra parroquia y rezamos para que Dios la bendiga con abundantes vocaciones.
¡Muchísimas gracias hermanas!