Ayer hemos celebrado a todos Los Santos.
Hoy detenemos nuestra consideración y nuestra oración en nuestros hermanos, los fieles difuntos que están en el Purgatorio.
Con estos hermanos nuestros, que «también ha sido partícipes de la fragilidad propia de todos ser humano, sentimos el deber – y la necesidad – de ofrecerles la ayuda afectuosa de nuestra oración, a fin de que cualquier eventual residuo de debilidad humana, que todavía pudiera retrasar su encuentro feliz con Dios, sea definitivamente borrado» ( S. Juan Pablo II)
Es costumbre celebrar en cada parroquia el Acto General de Animas con el que se recuerda a todos los que nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de La Paz.
El horario de estas celebraciones será:
⁃ 18:00 hh. San Pelayo de Montrove
⁃ 18:00 hh. San Martín de Dorneda
⁃ 19:00 hh. San Pedro de Nos
⁃ 19:00 hh. Iglesia nueva de Santa Cruz
Esta fiesta responde a una larga tradición de fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio. El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación, para obtener la completa hermosura de su alma.
La Iglesia llama «Purgatorio» a esa purificación; y para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: «La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego». (1Cor. 3, 14). La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua.
El libro 2º de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice: «Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados» (2Mac. 12, 46); y siguiendo esta tradición, la Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos. Al respecto, San Gregorio Magno afirma: «Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso». Estos actos de piedad son constantemente alentados por la Iglesia.
Fuente: Aciprensa