Responsables en el presente. Confiados en el futuro
Queridos diocesanos:
La celebración del día de la Iglesia diocesana, el día 10 de noviembre, nos recuerda que “la diócesis es una parte del pueblo de Dios que se confía a un obispo para que la apaciente con la colaboración de su presbiterio. Así, unida a su pastor, que la reúne en el Espíritu Santo por medio del Evangelio y la Eucaristía, constituye una Iglesia particular”.
También en esta ocasión se nos llama a implicarnos con nuestro compromiso pastoral y económico en la realidad diocesana. No debemos estar ausentes si de verdad queremos afirmar el presente de nuestra Iglesia diocesana con responsabilidad y garantizar el futuro de la misma con confianza. Es mucho lo que necesita y no es poco lo que está aportando en los diferentes aspectos de nuestra convivencia. Sigo pensando desde la experiencia concreta que la Diócesis debe verse y sentirse como una gran familia en la que nadie sobra y todos somos necesarios, viviendo como comunidad de fe, esperanza y caridad.
Nadie puede estar ausente ni tener la sensación de sentirse marginado. Nuestra Iglesia diocesana tiene siempre las puertas abiertas para quien quiera formar parte de ella. Escribe el papa Francisco: “si la Iglesia asume este dinamismo, debe llegar a todos, sin excepciones”, sabiendo que “los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio”.
Me alegra dirigirme a todos los diocesanos para recordaros que “Sin ti no hay presente. Contigo hay futuro”, como subraya el lema de esta jornada, conscientes de nuestra presencia y pertenencia a la comunidad diocesana en el día a día de nuestro peregrinar cristiano. Nos urge seguir el ideal de las primeras comunidades cristianas, “donde los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma (Hch 4,32). Damos gracias a Dios y nos alegramos de vivir nuestra fe en esta diócesis de Santiago de Compostela.
Sin vuestra colaboración pastoral y económica la familia diocesana no es lo mismo. Por eso agradezco a todos los diocesanos y a las personas de buena voluntad la generosidad tantas veces acreditada. No quedemos mirando lo que hemos hecho, fijémonos en lo que podemos seguir haciendo. Con el patrocinio del apóstol Santiago el Mayor la ayuda del Señor no nos va a faltar.
Con mi afectuoso saludo y bendición en el Señor.
+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.