Es habitual que la presencia de fieles en las celebraciones del primero de año no sea muy numerosa. Quizás se haga realidad ese refrán que afirma: “ Noches alegres, mañanas tristes”
Pero los que tuvimos ocasión de asistir a la eucaristía volvimos un momento entrañable al término de la misma. Toda la celebración estuvo acompañada por Jose Montenegro, -músico profesional- que está disfrutando de unos días de descanso con su familia y que,como en otras ocasiones- nos deleitó con su buenhacer interpretando numerosos villancicos conocidos.
El sentido de los villancicos es el de elevar el espíritu de la Navidad y hablar del nacimiento de Jesús. La verdadera música de Navidad nos acerca más a Dios y hace que tengamos un corazón más elevado
Pues bien, la interpretación de obras conocidas animó a la participación en el canto de todos los presentes creando un clima familiar, cálido y acogedor al punto de que el centenar de personas que asistieron espontáneamente se dirigieron al Belen instalado al pie del altar para continuar cantando al Niño-Dios. Un momento realmente emotivo tanto por la naturalidad con que surgió como por el ambiente de familia que se creó. Nadie se quería ir. Tanto que lo repetimos en la Iglesia de Lians con todos los fieles.
El verdadero espíritu de la Navidad supone cultivar el espíritu de Familia. Quizás sea el valor de la familia el más importante porque engloba a todos los demás. La Navidad es tiempo de unión y de encuentro. Retomar la costumbre de cantar Villancicos en el hogar ante el belén y el árbol de Navidad en familia nos hará volver a nuestra “infancia espiritual” y ya se sabe: “De los que son como niños es el Reino de los cielos”.