La liturgia de la Iglesia señala que la Navidad no es solo un día, sino una temporada completa que dura desde la víspera de Navidad, el 24 de diciembre, hasta la fiesta del Bautismo del Señor
La proclamación navideña del nacimiento del Salvador debe impregnar todos los momentos de nuestra existencia, convencidos de que el inmenso amor de Dios por cada uno de nosotros está siempre dispuesto a hacer lo necesario para llevarnos a la felicidad sin fin y para la vida eterna. Él está con nosotros siempre y nunca nos abandonará.
En el tiempo de Navidad a tenor de los textos evangélicos que se han proclamado en las celebraciones es Salvación, es Dios-con-nosotros; es Gozo y Paz; son Buenas Noticias y esAdoración.
Entre el Nacimiento del Señor y su Bautismo tan solo tenemos un relato más de la infancia que nos narra el episodio del Niño perdido y hallado en el Templo entre los Doctores de la Ley. A este relato situado entorno a los doce años de edad de Jesús le sigue no te Ema mas noticias en dl Evangelio sobre su vida y, a pesar de ello, como nos enseña el Catecismo De la Iglesia Católica, podemos sacar algunas enseñanzas:
“Los misterios de la vida oculta de Jesús
531 Jesús compartió, durante la mayor parte de su vida, la condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida religiosa judía sometida a la ley de Dios (cf. Ga 4, 4), vida en la comunidad. De todo este período se nos dice que Jesús estaba «sometido» a sus padres y que «progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres» (Lc 2, 51-52).
532 Con la sumisión a su madre, y a su padre legal, Jesús cumple con perfección el cuarto mandamiento. Es la imagen temporal de su obediencia filial a su Padre celestial. La sumisión cotidiana de Jesús a José y a María anunciaba y anticipaba la sumisión del Jueves Santo: «No se haga mi voluntad …»(Lc 22, 42). La obediencia de Cristo en lo cotidiano de la vida oculta inauguraba ya la obra de restauración de lo que la desobediencia de Adán había destruido (cf. Rm 5, 19).”
La “Festividad del Bautismo del Señor” se celebra el domingo siguiente a la “Epifanía”, con la que se culmina el ciclo de Navidad. Este día (12 de enero de 2020) se conmemora el Bautismo de Jesús en el río Jordán, por parte de Juan Bautista. Con esta fiesta se inaugura el Tiempo Ordinaio.
Ordinario no significa de poca importancia, anodino, insulso, incoloro. Sencillamente, con este nombre se le quiere distinguir de los “tiempos fuertes”, que son el ciclo de Pascua y el de Navidad con su preparación y su prolongación. Es el tiempo más antiguo de la organización del año cristiano. Y además, ocupa la mayor parte del año: 33 ó 34 semanas, de las 52 que hay.
A lo largo de este Tiempo contemplamos a un Cristo ya maduro, responsable ante la misión que le encomendó su Padre, le vemos crecer en edad, sabiduría y gracia delante de Dios su Padre y de los hombres, le vemos ir y venir, desvivirse por cumplir la Voluntad de su Padre, brindarse a los hombres…así también nosotros en el Tiempo Ordinario debemos buscar crecer y madurar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor, y sobre todo, cumplir con gozo la Voluntad Santísima de Dios