La palabra “cuaresma” viene de la contracción del término latino “quadragesima dies”, “los cuarenta días”. De hecho, el número 40 simboliza en la Biblia un tiempo de preparación y de renovación espiritual. Una de sus evocaciones bíblicas es a huida a Egipto del pueblo de Israel conducido por Moisés. Entonces, los hebreos estuvieron retirados 40 años en el desierto, antes de la entrada a la Tierra prometida. Dios acordó 40 días a los habitantes de Nínive para que se convirtieran; Cristo pasó 40 días en el desierto antes del comienzo de su vida pública.Durante los 40 días que dura la Cuaresma (los domingos no cuentan) la Iglesia propone a los fieles la conversión. En el sentido literal del término, se propone “volver a Dios”. Por ello, este tiempo de Cuaresma es una preparación del espíritu para la fiesta de la Pascua.
Días de penitencia
Laos católicos estamos obligados a guardar ayuno y abstinencia el miércoles de ceniza y el Viernes Santo y Abstinencia sólo los otros vienes de Cuaresma. Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia, sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones, y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia.Además, en la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de Cuaresma. “Todos los viernes de Cuaresma, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse abstinencia de carne. Ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de ceniza y el Viernes Santo”. El ayuno consiste en hacer una comida al día; pero no se prohíbe tomar algo por la mañana o por la noche.
Ayuno y abstinencia
Los demás viernes del año que no sean fiestas de precepto, la de carne puede sustituirse por cualquiera de las formas de penitencia recomendada por la Iglesia: lectura de la Sagrada Escritura, limosna (en la cuantía que cada uno estime en conciencia), obras de caridad, obras de piedad y mortificaciones corporales. La ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años; la del ayuno, a todos los mayores de edad, hasta que se hayan cumplido cincuenta y nueve. Aunque la Iglesia pide que se formen en un auténtico espíritu de penitencia quienes, por no haber alcanzado la edad, no están obligados al ayuno o abstinencia. Sacramento de la reconciliación