Es importante estar ante el Santísimo y fijar la mirada en Él para crecer más en la fe contemplando su amor asiduamente y así identificarnos con El. Es lo que nos recuerda san Pablo: “Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos…” (2 Cor 3, 18).
La parroquia nos invita cada jueves a acompañar a Jesús en la Eucaristía con una infección que destaca sobre las demás: Pedir por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Pero esta intimidad con Dios nos ayuda a nosotros mismos a crecer en santidad y a andar conforme a la vocación a la que hemos sido llamados ( matrimonio, lacios consagrados o cualquiera de las múltiples llamadas que Dios sigue haciendo a los hombres para que le sigan.
Estar en la presencia del Santísimo es como salir a calentarnos un poco al sol, absorber sus rayos y recibir vida; no por nada la gran mayoría de las custodias parecen el sol con sus rayos. Y así como el sol es la fuente natural de la energía que da vida, así también Jesús sacramentado es la fuente sobrenatural de todo amor y gracia.
Estar en la presencia del Señor genera una amistad íntima con él que nos entusiasma en la vida; cosa que no lo hacen muchas cosas como, por ejemplo, el estudio teológico y/o la acción apostólica. Esto es consecuencia de aquello.
Ni la formación teológica ni la experiencia pastoral, por sí solas, son suficientes para mantenernos enamorados de Jesucristo. Debemos pues conocer más a Jesucristo, que saber más sobre Él; y para esto el trato personal con Él es fundamental. Y recordemos que el verbo conocer en lenguaje bíblico significa amar.
Lugar: Iglesia nueva de Santa Cruz
Día: Jueves
Hora: 19:30 hh.