La Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia, tratando en general de todas «las cosas destinadas al culto sagrado», dice que la iglesia ha procurado siempre que «fueran en verdad dignas, decorosas y bellas, signos y símbolos de las realidades celestiales» (SC 122) Se ha de subrayar cómo la SC habla de las «cosas destinadas al culto sagrado». En realidad, es la pertenencia al culto sagrado de determinados objetos lo que constituye su primera nota distintiva, sobre la cual se fundan las demás.
Las palabras citadas de la SC valen igualmente para los objetos litúrgicos. Estos han sido siempre objeto de la atención de la iglesia. Y se puede decir que, en general, han aparecido siempre con tales notas distintivas: fundamental pertenencia al culto sagrado, dignidad, decoro, belleza.
En la parroquia procuramos hacernos eco de esas indicaciones y cuidar “con mimo” todo lo que al culto se refiere en cuanto a mantenimiento, limpieza y ornato de los mismos. Prueba de ello es el nuevo Tabor o trono Eucarístico que estrenamos hoy para ser usado durante la Exposición del Santísimo.
El Santísimo Sacramento se expone para la adoración de los fieles de dos formas. La primera es dejando a la vista el copón. La segunda es colocando la Sagrada Forma en una custodia, para que pueda ser vista por todos. Dependiendo el tiempo en el que esté expuesto, se le llama breve o prolongada.
Si la exposición va a ser muy prolongada, el ministro puede colocar la custodia en el trono o expositorio que se encuentre en un lugar más elevado del presbiterio (RSCyCE n. 93).
Hace un mes estrenábamos otro Tabor de un tamaño mayor que destinaremos para las solemnidades siendo el que hoy presentamos el que usaremos cada semana para la Adoración Eucarística.
Es nuestro deber cuidar las cosas de Dios y al Dios de las cosas.