Me llamo María y tengo 23 años. Soy de Madrid y paso los veranos en la Coruña con mi familia, cerca de Liáns, mi Parroquia del verano. A ella estamos muy unidos desde varias generaciones y ha sido el templo elegido para muchas celebraciones familiares.
He ido a un colegio religioso de Madrid y siempre he vivido cerca de Dios acorde a la edad que tenía en cada momento. En el Señor he ido encontrando siempre al amigo fiel que me espera y entiende haga lo que haga y pase lo que pase.
Comencé la carrera de Derecho sin una especial vocación por las leyes y lo que nunca pude imaginar es que era otra la vocación que iba a descubrir durante mi vida universitaria.
En segundo de carrera, entre muchos amigos, mil planes y estudios, el Señor comenzó a llamar a mi puerta invitándome a vivir solo de su mano y haciéndole entrega de mi vida por completo y en exclusiva. Al principio me asusté, me daba miedo implicar mi vida y que el Señor me eligiera de verdad a mí para la vida religiosa pero cuando fui mirando a Jesús y descubriendo de nuevo su mano amiga, el miedo fue disipándose y empecé a ilusionarme y disfrutar del regalo tan grande de que Jesús me elija para ser suya.
Poco a poco, de la mano de la Virgen, fui confirmando mi vocación religiosa y dándole día a día un sí al Señor a esa vida.
Disfruto mucho de las cosas, me encanta salir y entrar con mis amigos, hacer planes, ir a la playa, viajar… ¡me encanta! He hecho y he tenido a mi alcance muchas cosas pero sin duda las mejores cosas de mi vida han sido y son las del Señor, lo que he hecho con el Señor y para el Señor y aunque todo lo disfruto mucho se me va quedando pequeño si pienso en entregar mi vida para el servicio de Dios.
Y así, paso a paso, el Señor ha ido conquistándome durante tres años, venciendo todas mis resistencias y ganándome para la causa del Cielo. En septiembre de 2018 enté en el convento de mi colegio en Madrid para tratar de vivir todos los días para Dios y los demás. Y a un año y medio de mi entrada, solo puedo agradecer más y más al Señor el regalo de haber sido elegida por Él para ser suya. Hace u
Salvatoris Mater
La Compañía del Salvador es un Instituto Religioso de derecho pontificio, fundado en 1952 por la Madre María Félix Torres.
Vive la espiritualidad de san Ignacio de Loyola y tiene como lema «A Mayor Gloria de Dios». Una característica esencial del Instituto es el amor a la Iglesia. Por ello, todas sus religiosas hacen un cuarto voto de especial obediencia al Santo Padre.
La misión específica de la Compañía del Salvador es la formación cristiana de niñas y jóvenes en todas las partes del mundo, labor que desarrolla en centros educativos propios.