- «No sabemos cómo se harán todos los funerales, comuniones, confirmaciones y bodas que han quedado pendientes»
Los periódicos están llenos de esquelas que ponen que ya se oficiará el funeral cuando finalice esta situación. Cuando sea así los sacerdotes no van a dar abasto, porque se van a juntar muchísimos que ahora han quedado pendientes.
No solo funerales, también bautizos, que yo tenía quince o dieciocho en una semana, y la próxima semana ya empezaba con las confirmaciones.Ya desplacé las bodas de marzo-mayo y ahora esto empezando a trasladar las de junio. Se podrían hacer ceremonias comunitarias pero no puede haber aglomeraciones, así que no sabemos cómo se hará, todo son incertidumbres.
Está viendo cómo alguien se despide de un ser querido en soledad, solo tres personas y separadas, no se pueden consolar una a la otra siquiera, ni existen los pésames de vecinos, los besos y abrazos que ayudan a superar el duelo.
Ahora el sacerdote recibe en el cementerio y se reza un responso. Es una tristeza, y mayor porque no la compartes. Está el dolor de la persona que ha salido de casa y ha muerto solo y que luego se le despide en soledad, eso es un plus, es un duelo aún más duro de lo habitual.Yo llevo muchos entierros en el cuerpo pero ahora ves situaciones… El otro día una mujer que despedía a su madre se echó a llorar a lágrima viva y yo me sentí impotente, no poder consolarla, que no pueda haber un abrazo, dar la mano. Lo que estoy haciendo es que como retransmito misa todos los días a las 11.30 por internet, la dedico por cada familia afectada.
¿Los sacerdotes también han visto afectada su economía por esta situación? No tienen funerales ni bautizos…
Cobramos el salario mínimo interprofesional, y por los funerales nos dan una limosna que es para sostener el templo. Las parroquias además tienen que seguir pagando agua, luz…
La parroquia de Santa Cruz, tan activa junto a Cáritas, sigue ayudando a los más vulnerables.
La gente está volcándose.Todos los voluntarios están repartiendo entre las familias, protegidos con mono, guantes y mascarillas y pantallas, pero igual que antes, solo que las entregas son espaciadas, una familia cada quince minutos. También tenemos abierta una consulta de psicoanalista, por teléfono, y personas que ayudan comprando medicación a los demás o haciendo la compra.
Fuente: La Opinión de A Coruña