Tras dos años de preparación casi ochenta niños recibirán este verano la Primera Comunión. Han sido dos años intensos de clases, oraciones, celebraciones, misa los domingos… Sabemos bien el esfuerzo
y la colaboración que eso requiere, pero siempre habéis estado a la altura de lo que os hemos pedido para la formación de vuestros hijos y os damos las gracias por ello. Confiamos en que el retraso en recibir a Jesús en la primera comunión no les entristezca, sino que, por el contrario, les. anime a aprovechar este tiempo para prepararse más y mejor para ese gran día de encuentro con Jesús
Sin duda éste ha sido un año excepcional en todos los sentidos. El último trimestre -como es sabido- Hemos tenido que suspender la catequesis presencial aunque ésta se ha mantenido a través de Internet. Pero nada puede sustituir la participación presencial en una celebración y ahora que están terminando las diferentes fases de la desescalada, debemos -con las debidas precauciones- comenzar a volver al templo.
Vosotros, los padres, habéis retomado vuestra misión de ser de los primeros catequistas de vuestros hijos y ahora estamos en la recta final celebrando la semana intensiva de preparación: reuniones, secciones, confesiones, ensayos y demás preparativos.
Esta semana – con mascarillas, distancia social, aforo reducido, geles hidroalcohólicos y todas las medidas necesarias – hemos mantenido cada día reuniones con grupos de padres; los niños recibieron las últimas catequesis ( eucaristía, penitencia, oracion…) hoy ensayos con las familias y mañana las confesiones.
Entre los sacerdotes y catequistas existe una preocupación general por conseguir que la celebración de la primera comunión se viva como un momento importante de un proceso de fe y no como un montaje, un acto de com- promiso de carácter social, en el que se da más importancia a cuestiones secundarias como las fotos, los obsequios, los banquetes…
La primera Comunión, no debe ser la última. No es un punto y final, sino un punto y seguido para completar la llamada iniciación Cristiana que continúa hasta el sacramento de
la Confirmación y se desarrolla a lo largo de toda la vida. La catequesis de vuestros hijos continúa y podéis contar con la parroquia en esta nueva etapa.
Por supuesto los padres tenéis que seguir trabajando y acompañando a nuestros hijos en el camino emprendido, con una actitud ejemplar.