“La iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración” nos recuerda el Papa Francisco. En tiempos en los que nuestras iglesias están a menudo cerradas, una capilla abierta es como los brazos de Jesús dispuesto a acoger a todo hombre y mostrarle su Misericordia y que nos llama.
La Iglesia nos llama a orar por los sacerdotes, y en la parroquia queremos elevar a Dios, incesantemente, nuestra adoración y reparación, con el objetivo de suscitar santas vocaciones al sacerdocio y acompañar espiritualmente- con una especie de maternidad espiritual- a los sacerdotes, que representan al mismo Cristo, cabeza, pastor y esposo de la Iglesia.
Uno de los retos que nos hemos marcado en la parroquia es parroquias en actitud de salida; generar una cultura vocacional que junto con la vocación al sacerdocio y la vida religiosa invite a redescubrir la presencia pública de los laicos para santificar el mundo, y caminar juntos entre todos, visibilizando la comunión en la Iglesia.
Pero en estos tiempos la iglesia – y nosotros con ella- ayudar a los jóvenes a discernir su vocación particular es una tarea llena de sentido y un servicio inestimable en la que debemos involucrarnos todos.
Como cada semana nos reuniremos a las 19:30 en torno al Santísimo para adorar al Señor con esa intención como prioridad.
¿Qué quiere decir adorar a Dios?
Significa aprender a estar con Él, a pararse a dialogar con Él, sintiendo que su presencia es la más verdadera, la más buena, la más importante de todas.
Adorar al Señor quiere decir darle a Él el lugar que le corresponde; adorar al Señor quiere decir afirmar, creer – pero no simplemente de palabra – que únicamente Él guía verdaderamente nuestra vida; adorar al Señor quiere decir que estamos convencidos ante Él de que es el único Dios, el Dios de nuestra vida, el Dios de nuestra historia. (Papa Francisco)
Lugar: Iglesia nueva de Santa Cruz
Día: Jueves
Hora: 19:30