Miles de edificios y monumentos emblemáticos de todo el mundo se han iluminado con los colores rojo y gualda para celebrar el Día de la Hispanidad y, entre ellos, la Iglesia nueva de Santa Cruz.
Según una venerada tradición, la Santísima Virgen María se manifestó en Zaragoza sobre una columna o pilar, signo visible de su presencia. Cuenta esa antigua y piadosa tradición que, estando el Apóstol Santiago el Mayor en oración a las orillas del río Ebro, se le apareció la Santísima Virgen María, en el año 40, viviendo aún en carne mortal, para consolarlo y esforzarlo a proseguir en España su obra de evangelización, y allí mismo le mandó construir un templo en honor suyo.
Con motivo de tan señalada fiesta se celebró una Misa Solemne en honor de la Virgen del Pilar en la que el sacerdote, durante su homilia, recordó las raíces cristianas de España que durante dos mil años no sólo ha conformado y vertebrado a sus pueblos si no que los ha transmitido a los pueblos hermanos de América y otras naciones del mundo con la evangelización que realizaron tras el Descubrimiento en 1492.
El párroco recordó en su reflexión que no debemos caer en el “virus del miedo” y tener altura de miras y generosidad. No podemos encerrarnos en nosotros mismos, buscando nuestro propio bien sino abrirnos al bien de los otros, practicando la caridad y las obras de misericordia con todos los que está sufriendo este momento doloroso económica, sanitaria y socialmente.
Aun con el cierre de las iglesias por esta situación extraordinaria, los cristianos no podemos encerrarnos y tenemos que ser Iglesia con corazón y en salida, para ser una parroquia samaritana y solidaria con los pobres.
