El cáliz sacerdotal es el recipiente que acoge la Sangre de Cristo durante la Misa, símbolo de la comunión entre Dios y los hombres, de la salvación encarnada en Jesús. San Pablo deja un testimonio elocuente de la importancia simbólica que comportaba: “Al beber todos del mismo cáliz, dejamos de ser muchos y nos hacemos uno” (1Co 10, 16). Desde entonces el cáliz en la liturgia es el vaso sagrado destinado a contener la Sangre de Cristo.
Esta semana la parroquia ha recibido varios y hermosos regalos para el servicio de altar. Entre ellos, dos magníficos cálices, donde habrá de convertirse en cada celebración eucarística el vino en la Sangre de Cristo, y un Copón para la reserva del Santísimo.
El primer Cáliz realizado en plata sobredorada y esmaltes, de base circular con zócalo recto y cuerpo troncocónico, astil compuesto por dos anillos cilíndricos que enmarcan el nudo de manzana achatada, que da paso a una copa hemiesférica. Esta recubierto por una rica decoración de esmalte cloissoné en azul, verde y blanco, articulada en la base por medio de elementos vegetales y cintas sogueadas que forman enmarcamientos circulares que inscriben las figuras del tetramorfos: águila de san Juan, ángel de san Mateo, toro de san Lucas y león de san Marcos.
El nudo repite la decoración vegetal, mientras que en la copa se dispone una galería de arquillos de medio punto sustentado por columnas de tipo dórico, que inscriben figuras de Apóstoles sedentes. Se trata de una obra del siglo XX de estilo neorománico, con un fuerte influencia de modelos ortodoxos, sobre todo en la aplicación del esmalte, muy de moda en Europa a partir de finales del siglo XIX y durante la primera mitad del XX.
Junto con el cáliz también han regalado a la Parroquia un copón para la reserva y distribución de la Eucaristía, de la misma fabrica y menores dimensiones. El Copón está realizado en plata sobredorada y esmaltes, de base circular, con zócalo recto, moldura lisa y cuerpo troncocónico que da paso al astil, compuesto por dos anillos cilíndricos que enmarcan el nudo de manzana achatada, y copa hemiesférica ,de boca moldurada, y sobrecopa de cuerpos decrecientes, articulada por medio de un zócalo recto y un cuerpo convexo rematado por una cruz griega de brazos triangulares.
Toda la obra presenta una rica decoración de elementos vegetales realizada en esmalte cloissoné en azul, verde y blanco, que en la base se alterna con tondos circulares con el crismón, y en la copa con una galería de arquillos de medio punto sustentada por columnas de tipo dórico. Al igual que el cáliz, se trata de una obra del siglo XX de estilo neorománico, con un fuerte influencia de modelos ortodoxos, sobre todo en la aplicación del esmalte, muy de moda en Europa a partir de finales del siglo XIX y durante la primera mitad del XX.
Estas piezas, que pertenecieron a la capilla de la familia Silva, han sido donadas para formar parte del patrimonio de nuestra Parroquia a la que tan vinculada se sienten.
El segundo juego de cáliz y patena pudiera parecer menos lujoso, pero transmite toda la calidez humana de la porcelana y de la pintura artesana. Un material humilde iluminado, pieza a pieza, por la mano y la dedicación silenciosa de nuestros vecinos de O Castro en su fábrica de Sargadelos. Fue donada por la familia de unas de las niñas que el pasado fin de semana recibieron la Primera Comunión y que querían dejar a la parroquia un obsequio para el Señor en señal de agradecimiento por las atenciones recibidas durante su preparación .
Estos regalos son un signo eterno de la creciente devoción eucarística que tiene nuestra parroquia, demostrada a lo largo de los años a través de diferentes actividades pastorales destinadas a animar a los fieles a la oración ante el Santísimo.