Todos los jueves al finalizar la santa misa exponemos al Señor en la Custodia para la adoración y nos une una intención especial: pedir por las vocaciones.
Las vocaciones sacerdotales son necesarias en la Iglesia, porque “sin sacerdotes la Iglesia no podría vivir aquella obediencia fundamental que se sitúa en el centro mismo de su existencia y de su misión en la historia, esto es, la obediencia al mandato de Jesús: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes” (Mt 28, 19) y “Haced esto en conmemoración mía” (Lc 22, 19; cff. 1 Cor 11, 24), o sea, el mandato de anunciar el Evangelio y de renovar cada día el sacrificio de su cuerpo entregado y de su sangre derramada por la vida del mundo”.
Un instrumento valiosiiimo para pedirlo es la oración. San Juan Pablo II recordaba que “La adoración eucarística debe ser un objetivo especial para las comunidades religiosas y parroquiales. Postrémonos largo rato ante Jesús presente en la Eucaristía, reparando con nuestra fe y nuestro amor los descuidos, los olvidos e incluso los ultrajes que nuestro Salvador padece en tantas partes del mundo”.
La adoración eucarística es la expresión de fe con que todo creyente adora a Jesucristo, hijo de Dios, Uno y Trino, plenamente presente en la Eucaristía, el Santísimo Sacramento. Si bien ya lo hacemo durante la celebración del rito eucarístico (parte medular de la misa), en el momento de la comunión, el tiempo inmediatamente posterior al haber comulgado; la iglesia no invita a hacerlo cuando es presentado para recibir adoración, en una custodia, sostenido en las manos del sacerdote celebrante o ante el Sagrario.
Lugar: Iglesia nueva de Santa Cruz
Día: Jueves
Hora: 19:30 hh.