Virgen se la Esperanza
Han comenzado las Ferias o Fiestas mayores del Adviento: un anticipo de la Navidad. Como si de una concentración del Adviento, se nos invita a centrar nuestra atención en la venida del Mesías, del Hijo de Dios.
Se trata de un Tiempo mariano por excelencia. La iglesia, en el último tramo de Adviento acompaña a María de forma especial y entre las diferentes advocaciones destaca la de Nuestra Señora de la Esperanza, también llamada de La Expectación del Parto de la Virgen o Santa María de la «O» en referencia a las solemnes antífonas del Cántico de la Virgen, el Magníficat, que en las Vísperas de los siete días anteriores a Navidad empiezan por esa letra.
María espera ya el alumbramiento del Verbo Divino y, por tanto, la Iglesia se encuentra en expectación coincidiendo con el tiempo litúrgico del Adviento, que es la venida del Señor como hombre.
María es para nosotros figura del Adviento.
Ella es embajadora de la Nueva noticia. María lleva al verbo de Dios encarnado en su seno al encuentro con su prima, con Zacarías y con Juan el Bautista, lo que en palabras del Papa Francisco, fue el primer viaje misionero
La Fe de María significa Gozo, porque busca humildemente la voluntad de Dios y, en ella, se alegra.
María es la imagen de aquella persona que no se «guardó» la buena nueva, sino que se puso en camino yla dio a conocer a través del servicio a su prima Isabel
En esta Navidad Dios sale a nuestro encuentro como lo hizo con su Madre. Hace inaugurábamos el Sinodo Diocesanoy se nos invitaba a trabajar juntos bajo el lema: Por una Iglesia sinodal: Comunión, participación y misión. En este Adviento nuestra respuesta ha de ser la misma llevando esperanza a nuestros hermanos. Hemos de anunciar a los demás la Buena Noticia de la Navidad: que ha nacido Dios, nuestro Mesías y Redentor