El tercer mandamiento de la Santa Madre Iglesia nos dice que se debe comulgar por pascua de resurrección. La Iglesia señala este mandamiento por el infinito valor que tiene la Eucaristía para la vida del Cristiana. Nuestra Santa Madre quiere que comulguemos en la pascua de la resurrección porque es la fiesta más importante para nosotros los cristianos, es la que nos recuerda el día en que resucitó Jesucristo nuestro redentor.
El centro de la vida de la Iglesia es la Eucaristía, la presencia real de Cristo entre nosotros. La Iglesia une, por ello, los dos acontecimientos centrales para nuestra fe: resurrección y Eucaristía, y promulga un mandamiento que los asocia.
Conviene hacer algunas puntualizaciones:
- La Eucaristía debe recibirse siempre en estado de gracia. Por ello si existiera pecado mortal, hay obligación de acercarse antes a la confesión. En condiciones normales no basta la contrición perfecta ni la absolución colectiva.
- A recibir el cuerpo de Cristo en pascua obliga desde que se hizo la primera comunión. Debe hacerse en uno de los 50 días de pascua. Desde el domingo de resurrección hasta el día de Pentecostés. En México este plazo se amplía por disposición de la Conferencia Episcopal Mexicana desde el 2 de febrero, fiesta de la presentación del Señor, hasta el 16 de julio, día de la virgen del Carmen.
- Debe recibirse siempre el sacramento de la Eucaristía después de haber guardado el ayuno eucarístico. El ayuno eucarístico es un período de preparación espiritual y corporal para recibir el cuerpo de Cristo. Se debe permanecer sin tomar ningún alimento ni bebida, excluida el agua o las medicinas una hora antes de recibir la comunión. Este precepto no obliga a los enfermos o a las personas de avanzada edad.
- La comunión se debe recibir preferentemente durante la misa, ya que así se prepara mejor el espíritu, se crean las disposiciones más convenientes para aprovechar intensamente esa gracia.
- Igual que se hablaba de la confesión frecuente, se puede decir que aunque la Iglesia sólo pide, comulgar en la pascua de resurrección, sin embargo es muy recomendable la comunión frecuente como un medio seguro para crecer en la amistad con Jesucristo y en la santidad.
Es una fuente de gracia y de consuelo muy grande para el alma humilde y sencilla que se acerca con rectas disposiciones a aprovechar este maravilloso don de Dios, que nos vuelve a entregar a su Hijo amantísimo en cada comunión.
Todos sabemos de la necesidad de la confesión, que debe preceder a la Comunión. No es válido aquello de “comulgo y después ya confesaré”. Pues, debemos confesarnos antes de comulgar, si hemos faltado a Misa, aunque solo sea uno.
Se recuerda la necesidad de limpieza interior para esa visita excepcional, como es Comulgar. Recibir nada menos que a Dios. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios
Con total disponibilidadpodremos hacerlo sobre todo antes y después de las Misas pues estará el parroco D. José Carlos Alonso; los miércoles confiesa D.José Ramón Bascarán; los jueves y domingos D. Agustín Pazos.