El verano llega a su fin y muchos de los feligreses que nos acompañaron estos dos meses comienzan a retornar a sus hogares . Otros lo harán en las próximas semanas. Con este movimiento de personas hacia las parroquias de las zonas turísticas hace que cada año se vea incrementada nuestra actividad parroquial. Además, los curas no somos ajenos a la necesidad del descanso y también hemos tomado algunos días de vacaciones.
Ello conlleva la necesidad de suplirnos. Para afrontar la situación, siempre recurrimos a la ayuda de sacerdotes llegados de otros destinos algo que no es inusual ya que según la experiencia de los últimos años, cada verano «vienen numerosos sacerdotes a todos los rincones de la Archidiócesis. Su cometido es ayudar al párroco, no solo en la celebración de las misas, también en las demás tareas pastorales.
Este año hemos contado con la colaboración del Padre Davys, de la archidiócesis de León en Nicaragua y – una vez más- con el padre Carlos, de Valencia-Venezuela quienes disfrutarán de unas breves vacaciones entre nosotros
al tiempo que ayudarán en el trabajo de la parroquia. Julio, agosto es el periodo con mayor necesidad de esta colaboración.
El cometido de los sacerdotes de verano no solo es celebrar la misa. También participan en las demás celebraciones o actividades que se ofrecen a los feligreses.
Queremos agradecerle sus servicios , su buen hacer, al tiempo que les invitamos a volver el próximo año