La Iglesia dedica la celebración del Santo Rosario durante todo el mes de octubre. Es una invitación para todos a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de una manera especial a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.
El Santo Rosario ha sido la oración preferida de muchos santos y pontífices. Así, en octubre de 2016 el Papa Francisco afirmó que “el Rosario es la oración que acompaña siempre mi vida; también es la oración de los sencillos y de los santos… es la oración de mi corazón”.
El Rosario es una invitación a la experiencia de gracia de la maternidad espiritual de María mientras nos conduce a su Hijo, Jesús. Por esta razón, ha sido una fuente incalculable de gracias espirituales para los santos.
La palabra “rosario” significa «corona de rosas«. El rosario es una devoción mariana que surgió en la Edad Media cuando los cristianos saludaban a María con el título de rosa. En esa época se les permitía a los que no podían recitar los 150 Salmos de David, sustituirlos por 150 avemarías. Las avemarías significaban dar rosas a María, de ahí surge el rosario a María.
El Rosario no es un objeto milagroso para la buena suerte, ni mucho menos. No obtenemos buena suerte colgando el rosario en el cuello o colgado en el retrovisor del carro. El Santo Rosario es una devoción el cual se debe rezar con mucha fe. Si tan solo pudiéramos ver el poder que tiene en el cielo y la tierra no dejaríamos de rezarlo