En este mes dedicado al Santo Rosario tenemos oportunidad de redescubrir esta oración, que no sólo muestra los misterios de la vida de Jesús y de la Virgen María, sino que fortalece nuestra fe y concede gracias especiales que la misma Madre de Dios prometió a la humanidad como medianera de todas las gracias.
Rezar el Rosario es como llevar diez flores a María en cada misterio. Es una manera de repetirle muchas veces lo mucho que la queremos. El amor y la piedad no se cansan nunca de repetir con frecuencia las mismas palabras, porque siempre contienen algo nuevo. Si lo rezamos todos los días, la Virgen nos llenará de gracias y nos ayudará a llegar a Jesús. Al rezarlo, recordamos con la mente y el corazón los misterios de la vida de Jesús y los misterios de la conducta admirable de María: Nos metemos en las escenas evangélicas: Belén, Nazaret, Jerusalén, el huerto de los Olivos, el Calvario, María al pie de la cruz, Cristo resucitado, todo esto pasa por nuestra mente
mientras nuestros labios oran.
Hoy detenemos nuestra atención en los Misterios Dolorosos ( Se rezan martes y viernes)
“Los misterios dolorosos nos llevan a revivir y meditar la Pasión y Muerte de Jesús culmen de la revelación del amor y la fuente de nuestra salvación, poniéndonos al pie de la cruz junto a María, para penetrar con ella en la inmensidad del amor de Dios al hombre y sentir toda su fuerza regeneradora”. (San Juan pablo II – Rosarium Virginis Mariae No 22)
Son los siguientes:
- – LA ORACIÓN DE
2.- LA FLAGELACIÓN DEL
3.- LA CORONACIÓN
4.- JESÚS ES CARGADO
5.- LA MUERTE DE JESÚS EN EL HUERTO SEÑOR EN LA COLUMNA DE ESPINAS CON LA CRUZ JESÚS EN LA CRUZ
“El rezo del Rosario exige un ritmo tranquilo y un reflexivo remanso que favorezcan en quien ora la meditación de los misterios de la vida del Señor, vistos a través del Corazón de Aquella que estuvo más cerca del Señor”. (San Pablo VI)
“Para ser apóstoles del Rosario es necesario tener experiencia en primera persona de la belleza y la profundidad de esta oración, sencilla y accesible a todos. Es necesario ante todo dejarse conducir de la mano de la Virgen María a contemplar el rostro de Cristo: Rostro Alegre, Luminoso, Doloroso y Glorioso” (Papa Benedicto XVI)
“El Rosario es la oración que acompaña siempre la vida, es también la oración de los sencillos y de los santos… es la oración de mi corazón”.
“ En el rezo del rosario meditamos los grandes momentos de la vida de Jesús y de María y sus misterios gozosos, luminosos, dolorosos, gloriosos. Es el misterio cristiano concentrado en contemplación y oración”. (Papa Francisco)