Este domingo comienza el Adviento y con él un nuevo Año Liturgico. A lo largo de todo este año litúrgico, la Iglesia celebra aspectos particulares del misterio de Cristo y, en torno a ellos, va distribuyendo el calendario. Esta manera peculiar de ordenar el tiempo (que no coincide mucho con el «calendario civil») tiene una intencionalidad pedagógica. La Iglesia, Madre y Maestra, propone a sus hijos recorrer los misterios principales de la Salvación obrada en Cristo, en el tiempo, para profundizar en ellos, descubrirlos, celebrarlos y que nos vayamos contagiando, empapando de Él, creciendo en su imitación. Año tras año se repite el ciclo litúrgico, pero cada año somos distintos, nunca los celebramos igual, por eso el círculo con el que solemos representar el Año Litúrgico, debería ser, más bien, una espiral ascendente: vamos girando, pero creciendo «en sabiduría, estatura y gracia, ante Dios y ante los hombres» (cf. Lc 2, 52).
¿Cómo se organiza el Calendario Litúrgico?
Se inicia con el Adviento, que se compone de cuatro domingos antes del día de Navidad y que empieza en el domingo más próximo a la fiesta de San Andrés (30 de noviembre). Este primer domingo puede caer, pues, entre el 27 de noviembre y el 3 de diciembre ( este año comienza el 27 de noviembre) y con él se inicia también el año litúrgico.
El Tiempo Ordinario no tiene fechas fijas, cada año es diferente (aunque la duración es más o menos igual). Para fijarlo, decimos que «empieza el lunes siguiente al 6 de enero» y termina «el sábado anterior al cuarto domingo de antes del 25 de diciembre». Un trabalenguas. Y si añado, encima, que no es un tiempo continuo, sino que se interrumpe con la Cuaresma y la Pascua (que tampoco tienen fechas fijas), ya entonces acabo de liarlo del todo.
¿Y por qué tanto lío? ¿no sería más fácil poner fechas fijas y ya está? Ya, bueno, si fuera tan sencillo se habría hecho hace mucho tiempo, y se habrían evitado incluso cismas en la Iglesia. Ni siquiera nuestro calendario es fijo aunque lo parezca (un ejemplo: cada año el 25 de diciembre cae en un día distinto de la semana) y tenemos fiestas que tienen su origen en el calendario lunar judío y que nos gusta conservar así porque son muy importantes (la Pascua, sin ir más lejos). Sí. A cualquiera le puede parecer un lío. Nuestro «calendario civil» se rige por el calendario solar (1 año = 1 rotación de la tierra al sol, 365 días) y el «calendario litúrgico» sigue un calendario lunisolar (1 año = 12 rotaciones de la luna a la tierra + 1 mes añadido de vez en cuando para que cuadre con el calendario solar, las estaciones y demás; por eso se llama «lunisolar»: un «año lunar» puro no añade ese mes y dura 354 días, 11 menos que el solar, lo cual hace que vaya descuadrándose cada vez más respecto al solar; es lo que sucede más o menos, por ejemplo, en el calendario musulmán). Total, que un mes solar nos sale a 30/31 días y un mes lunar es de 28/29 días, y si tengo una fiesta como la Pascua que se fija en «la primera luna llena del equinoccio de la primavera del hemisferio norte», el resultado es que la Pascua cae cada vez en una semana diferente del calendario solar.
Fechas móviles del Año Litúrgico 2021-2022
Cada 6 de enero, después de la proclamación del Evangelio en el día de la Epifanía, se anuncian solemnemente las fiestas movibles del año. Esta costumbre se originó en los primeros siglos de la Iglesia, cuando, desde Alejandría (donde tenían predilección por los estudios astronómicos), se mandaba a todas las iglesias de la cristiandad la fecha precisa de la Pascua de ese año; esto va evolucionando hasta llegar a la costumbre de proclamar no solo la fecha de la Pascua, sino también la
de las fiestas cuya fecha dependen de ella.
Se hace en el día de la Epifanía porque es el día que celebramos que Dios se ha manifestado en Cristo y durante el año celebramos cómo lo hizo: nacimiento, resurrección, etc. Esta costumbre se sigue manteniendo (aunque es opcional) y se hace con un texto fijo (en el que solo cambian las fechas) que expresa maravillosamente esta idea:
«Queridísimos hermanos:
La gloria del Señor se ha manifestado y se continuará manifestando entre nosotros, hasta el día de su retorno glorioso. En la sucesión de las diversas fiestas y solemnidades del tiempo, recordamos y vivimos los misterios de la salvación. Centro de todo el año litúrgico es el Triduo Pascual del Señor crucificado, sepultado y resucitado, que este año culminará en la Noche Santa de Pascua que, con gozo, celebraremos el día 2 de abril.
Cada domingo, Pascua semanal, la santa Iglesia hará presente este mismo acontecimiento, en el cual Cristo ha vencido al pecado y la muerte. De la Pascua fluyen, como de su manantial, todos los demás días santos: el Miércoles de Ceniza, comienzo de la Cuaresma, que celebraremos el día 22 de febrero; la Ascensión del Señor, que este año será el 18 de mayo ; el Domingo de Pentecostés, que este año coincidirá con el día 28 de mayo; el primer Domingo de Adviento, que celebraremos el día26 de noviembre de 2022 ; también en las fiestas de la Virgen María, Madre de Dios, de los apóstoles, de los santos y en la conmemoración de todos los fieles difuntos, la Iglesia, peregrina en la tierra, proclama la Pascua de su Señor. A él, el Cristo glorioso, el que era, el que es y el que viene, al que es Señor del tiempo y de la historia, el honor y la gloria por los siglos de los siglos.»
Celebraciones movibles
I Domingo de Adviento: 26 de noviembre de 2022.
Sagrada Familia: 30 de diciembre de 2022.
Epifanía: 6 de enero de 2023.
Bautismo del Señor: 8 de enero de 2023.
Donde se traslada: 9 de enero de 2023.
Miércoles de Ceniza: 22 de febrero de 2023.
Domingo de Resurrección: 2 de abril de 2023.
La Ascensión del Señor: 18 de mayo de 2023
Donde se traslada: 21 de mayo de 2023.
Domingo de Pentecostés: 28 de mayo de 2023.
La B.V. María, Madre de la Iglesia:
29 de mayo de 2023.
Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote:
1 de junio de 2023.
Santísima Trinidad: 4 de junio de 2023.
Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo: 8 de junio de 2023.
Donde se traslada: 11 de junio de 2023.
Sagrado Corazón de Jesús: 16 de junio de 2023
N. S. Jesucristo, Rey del Universo:
26 de noviembre de 2023.
El lunes 9 de enero empieza el «tiempo ordinario», una larga temporada litúrgica que nos acompañará durante unas 34 semanas. Es un tiempo normal, común, ordenado (eso significa etimológicamente «ordinario»), con alguna fiesta, sí, pero sin sobresaltos litúrgicos.
Hay algún santo o fiesta puntual, pero nada más. Tener estos «días tranquilos» nos ayuda sentirnos acompañados por el Señor en la normalidad del día a día, y a destacar la importancia del Domingo, que es la gran fiesta de cada semana. Este tiempo se interrumpirá con la celebración de la Cuaresma y el Tiempo de Pascua ( del 22 de febrero al 29 de mayo)