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Montar el Belén

by santaeulalia

Muchos son los que, en torno a la fiesta de la Inmaculada Como cada año, aprovechan para montar en familia el Nacimiento en ese rinconcito especial en casa o de la iglesia

¿Cómo surge la tradición del Belén?

En el siglo XIII, tras volver de su viaje a Tierra Santa donde quedó totalmente fascinado, San Francisco de Asís decidió reunir a los habitantes de Greccio para celebrar la misa de medianoche. 

Fue en esa Nochebuena de 1223 cuando se reunieron todos los habitantes en una ermita y cantando celebraron el Misterio del Nacimiento alrededor de una figura del Niño Jesús que había sido hecha a mano por el propio San Francisco.
  
¿Qué se representa en el Belén?

El Belén quiere representar qué es lo que ocurrió la noche en la que nació Jesús y, no solo eso, sino escenas importantes alrededor de la venida del Niño, por ejemplo, la venida de los pastores a alabar al Niño, el Anuncio del Ángel…

En muchos lugares se empieza a montar semanas antes de la Navidad pero, si os filais bien, con una peculiaridad ¿Os habéis dado cuenta de algo? ¿No falta algo?

El niño no está junto con María y José en la cuna, ya el Adviento es un momento de espera en el que nos invitan a prepararnos para el nacimiento de Jesús, para que se haga presente en nuestras vidas y en el mundo. Su imagen se pondrá en todos los Belenes la noche del 24 de diciembre
 
¿Conocéis la historia del Salvador?

Dios es Amor y Familia. 

Creó al hombre y este decidió desobedecerle y dejar de ser amigo suyo: pecó.

El hombre empezó a separarse del Amor de Dios, lo cual le hizo ponerse triste, se pensaba que le iba a castigar. Dejaron de quererse a sí mismos y no buscaban su propio bien.
En el mundo no había amor: los pobres eran rechazados, los enfermos y leprosos eran apartados, los encarcelados no eran queridos, ni acogidos… Nadie se entendía.

La tristeza venía de no ver ni sentir a Dios junto a ellos y ya no solo de no poder quererle, sino de no querer a los demás, ni a sí mismos…
Dios quería salvarlos, así que decide enviar profetas para decirles que Dios los quiere y quiere enviarles un Salvador.

Así, el pueblo empieza a rezar todos los días para pedir la venida de un Salvador.
Una manera de rezar: ¡es cantando!

Ven, Señor Jesús,
Ven y sálvanos.
Ven, Señor Jesús,
Ven y cúranos.
 
Dios escuchaba a su pueblo, ya que ellos cantaban y rezaban con alegría para pedir la venida del Salvador. Gracias a estas plegarias, empiezan a quererse más y a querer a Dios.
 
Cuando llegó el tiempo oportuno en que Dios decide enviar al Salvador, elige en el pequeño pueblo de Nazaret a una joven llamada María y a un joven llamado José, que con su amor y su fe criarían al Salvador que estaba por venir.

Anunciación a María

“En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible». María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró.” (Lc 1, 26-38)
 
El Salvador, “Hijo de Dios”, se formará en el seno de María por obra del Espíritu Santo, gracias a su Sí: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
 
El nombre del Salvador

“La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: «Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.” (Mt 1, 18-24)
 
Comienza entonces un tiempo de espera y de amor, mientras el niño está creciendo en el vientre de María.

Nacimiento de Jesús

María y José estaban esperando el nacimiento del Salvador. 
Le sentían, le hablaban, le adoraban y contemplaban.
No solo habían recibido el regalo de poder criar al Salvador, sino que iban a ser padres.
 
Se pusieron en camino a Belén, a pie, sabiendo que el niño nacería pronto.
Cuando llegaron allí, nadie les dio hospedaje. Así que José encontró un lugar donde podría nacer Jesús.  

A pesar de estar en un lugar pobre y abandonado, ellos estaban serenos y contentos ante la venida del Hijo de Dios.
En el pesebre contaban con la compañía de dos animalitos: un buey y una mula.
 
A lo lejos, se oían las plegarias de la espera del Salvador (Ven, Señor Jesús): el cantar de las casas, los pastores en el campo… Todos esperaban Su venida.
 
Y a medianoche se hizo una gran luz y el Niño nació.
“Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.” (Lc 2, 6-7)
 
Lo contemplan. Ha nacido el Salvador. Dios se ha hecho carne.
“Dios vive en medio de los hombres, en medio de nosotros.”
José recuerda su nombre y dice: “Este niño se llamará Jesús, que quiere decir Dios-Salvador y también es Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros”.

Un ángel se anunció a los pastores diciendo: «No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y los pastores se pusieron en camino para postrarse, adorarle y darle dones.
 
Muchos pastores, no tenían nada para dar al Niño. Así que simplemente iban a visitarle y a “darle su corazón”.
Todos los pastores que llegaban le daban su corazón y ellos sentían que Jesús les amaba también, pues Él era el Salvador.
 
Desde entonces, cada uno de los pastores le da su corazón a Jesús, ya que le aman, le siguen, le escuchan…
 
Yo también le di mi corazón a Jesús, y cada día se lo doy de nuevo.

Escucho y aprendo sus Palabras… Jesús es mi mejor amigo.

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