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Los Magos siguieron una estrella, una luz, que les llevó al pesebre, donde estaba el Niño Dios, la LUZ con mayúsculas. Allí se paró la estrella, porque no era ella la importante sino el Niño, “el Sol que nace de lo alto” esa es nuestra LUZ, Dios que nace en un pesebre se manifiesta al mundo como luz, para que todos le encontremos, para que nadie siga viviendo a oscuras.
Sigamos la estrella, nos llevará al pesebre. Allí adoraremos al Niño Dios. Que la alegría que llenó el corazón de los Reyes Magos al encontrar al Salvador nos acompañe todos los días de nuestra vida.
«Reyes que buscáis estrellas, No busquéis estrellas ya, porque donde el Sol está, no tienen luz las estrellas”.