- Carta Pastoral de mons. Barrio en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
Del 18 al 25 de enero tiene lugar en todas las Iglesias y confesiones cristianas la Semana de Oración por la Unidad de todos los Cristianos. Se trata de una respuesta a una invitación que se repite desde el concilio Vaticano II y que llega a través del Magisterio de los distintos santos Pontífices que han gobernado la Iglesia.
Con tal motivo el arzobispo de Santiago D. Julián Barrio ha publicado una Carta Pastoral dirigida a todos sus diocesanos en la que recuerda que “desde el Dicasterio por la Promoción de la Unidad de los Cristianos y el Consejo Mundial de Iglesias, un año más se nos motiva a unirnos en la oración por el don de la Unidad, por la que repetidamente pide Nuestro Señor entre la Cruz y en la Pascua, según el discurso de despedida del Evangelio de Juan. Esa unidad es expresión de la llamada de Dios a la fe en comunidad.”
En esta Semana de Oración se unen dos dimensiones fundamentales del ecumenismo: la dimensión espiritual, que lleva a unirse en oración reconociendo todo lo que ya une a los cristianos, especialmente al compartir un mismo bautismo; y la dimensión social, que impulsa a dar testimonio del amor de Cristo hacia el prójimo y a defender la dignidad inviolable de toda persona.
El arzobispo indica que “la actitud humilde interior y de búsqueda sin duda nos llevará igualmente a profundizar en la fe desde el respeto a quienes la viven, auténticamente en conciencia, de formas tan diversas, sin relativizar ni consensuar la fe, pero sí respetándonos en el amor.” Y añade: “El amor es la virtud que mejor expresa la autenticidad teológica y espiritual de la conversión, de la fe que siempre busca crecer y renovar al individuo y a la Iglesia. Por eso desde el amor, el compromiso por la justicia no es simple altruismo o valores humanos, sino conversión de fe, que además nos lleva de la mano a todos los discípulos de Cristo.”
Recuerda el prelado compostelano que la dos últimas encíclicas del papa Francisco, Laudato Si y Fratelli Tutti: “son expresión de cómo la conversión y reforma de la Iglesia, en cuanto nos reconducen al centro que es Cristo, nos llevan a la Unidad que Él ha querido para sus discípulos a quienes nos llama amigos. Con ambas encíclicas el Papa quiere llegar también a los cristianos no católico-romanos como signo de unidad.”
El arzobispo termina su Carta con una invitación a rezar “por la Unidad a Dios, cuyo Espíritu es el único que la puede construir entre nosotros” luchando “contra las tentaciones egoístas que nos llevan a mirarnos a nosotros mismos sin humildad, dejando de mirar a Cristo mismo.”