Si una parroquia se define por las personas que la componen, como en general la Iglesia, hay que decir que ayer un pequeño grupo de mujeres, todo hay que decirlo, de muy distintas sensibilidades sociales y espirituales, se reunieron para charlar y disfrutar en torno al tema “La persona”.
Ocurre como otros muchos términos, que de tanto usarlo, se le pierde el sentido: para un cristiano la palabra persona tiene mucho más que decir que la mera idea de ser alguien con un cuerpo y una mente. Por eso en una breve charla previa se expuso lo que deberíamos todos entender por persona desde múltiples aspectos más o menos científicos.
Pero al llegar a la particularidad que surge de que el Dios de los cristianos es Uno y Trino, nos paramos a ver cómo Dios nos creó Por Amor y Para Amar. Y nos creó a su imagen y semejanza: Personas.
Así, llegando ya al momento de “celebrar” este rato con unas viandas, fuimos hablando de cómo en nuestros distintos ámbitos profesionales, personales y familiares, vamos cotejando nuestra imagen de persona con la que vemos predominar en nuestro entorno. Lo cual nos lleva a pasar de la “tibieza”, al diálogo y al ejemplo personal para mostrar cómo somos, intentando seguir, por supuesto, el Camino que nos dejó Jesucristo.