La Cuaresma y la cuarentena nos ofrecen puntos en común.
La pretensión de cualquier cuarentena es darnos el tiempo necesario para sanar y evitar el contagio a los demás. Se trata de cuidarnos y cuidar. Este puede ser también el objetivo de la cuaresma.
Como nos ha enseñado la pandemia, a todos nos sienta bien que cada uno se cuide.
Todos portamos virus e infecciones que la Cuaresma nos puede ayudar a sanar:
⁃ Nos hemos contagiado de esa desesperanza que abunda en el ambiente y que olvida que estamos en Buenas Manos.
⁃ Nos hemos podido infectar de una rutina que nos impide respirar cada momento y nos ha hecho olvidar Quién impulsa nuestra existencia y hacia dónde la quiere dirigir.
⁃ También se nos ha podido pegar esa dureza de corazón que dificulta que se nos compadezcan las entrañas ante el sufrimiento de otros.
La sabiduria de la Iglesia nos ha transmitido una terapia especial para estos cuarenta dias, que gira en torno a tres acciones clásicas: oración, ayuno y limosna.
Para revisar nuestro corazón, nada mejor que situarnos ante el Señor ,ante la mirada amorosa de Quien es Amor ,para recuperar esa energía propia de quien se deja seducir de nuevo y se sabe amado sin condiciones. En la oración también podemos reconocer cualquier síntoma que delata la distancia de Aquel que nos da la vida. La oración así vivida nos renueva y nos pone en camino de sanar heridas.
Otro tratamiento es el ayuno que implica un ejercicio de ascesis, de adiestrar los propios deseos y ajustar nuestro comportamiento a aquello que pretendemos vivir.
Se trata de privarnos de aquello que no nos ayuda a recuperar la salud .Cada uno tendrá que reconocer qué forma ha de adquirir ese ayuno para que cumpla su función terapéutica.
El tercer tratamiento que se nos ofrece nos exige mirar a los demás y a sus necesidades con una renovada mirada fraterna. La limosna no es solo una cuestión monetaria sino un dejarnos afectar por la realidad de quienes nos rodean y compartir con ellos cuanto somos y tenemos, nuestra atención, algo de nuestro tiempo o una escucha acogedora.