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Vía Crucis

by santaeulalia

A partir del viernes 24 de febrero hasta el viernes 7 de abril, en la Iglesia nueva de Santa Cruz y en la Capilla de San Pelayo de Montrove ofreceremos el ejercicio del santo Viacrucis, a las seis y media de la tarde, antes de la celebración eucarística.

El Vía Crucis es una antigua tradición en la Iglesia Católica que surgió de las peregrinaciones que los cristianos realizaban a Tierra Santa y encierra un rico y profundo significado, sobre todo para vivir la Cuaresma.

La expresión latina “Vía Crucis” significa “camino de la Cruz”, es decir, el que recorrió Cristo durante su Pasión, desde el Pretorio de Pilatos hasta el Calvario. Dicha expresión se utiliza también de modo habitual para designar una forma de oración acompañada de meditación sobre los acontecimientos ocurridos en ese camino de Cristo, al que se añaden el hecho de su muerte en la cruz, el descendimiento de la misma y su sepultura.

Junto a diversas oraciones, en general de penitencia y arrepentimiento, se van intercalando catorce meditaciones, que se llaman «estaciones», porque los que hacen este ejercicio de piedad se «estacionan» o detienen unos momentos para meditar en cada uno de los acontecimientos.

Por qué rezar el Vía Crucis? 6 razones del Papa Francisco

1.- Nos permite poner nuestra confianza en Dios
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“En la Cruz de Cristo está todo el amor de Dios, está su inmensa misericordia. Y es un amor del que podemos fiarnos, en el que podemos creer. Queridos jóvenes, fiémonos de Jesús, confiemos en Él (cf. Lumen fidei, 16). Porque Él nunca defrauda a nadie. Sólo en Cristo muerto y resucitado encontramos la salvación y redención”.

2.- Nos ubica en la historia

“Miren, Jesús con su Cruz recorre nuestras calles y carga nuestros miedos, nuestros problemas, nuestros sufrimientos, también los más profundos. Con la Cruz, Jesús se une al silencio de las víctimas de la violencia, que ya no pueden gritar, sobre todo los inocentes y los indefensos”.

“Con la Cruz Jesús se une a todas las personas que sufren hambre… está junto a tantas madres y padres que sufren al ver a sus hijos víctimas de paraísos artificiales, como la droga… se une a quien es perseguido por su religión, por sus ideas, o simplemente por el color de su piel”.

3.- Nos interpela

“Vos, ¿como quien querés ser? ¿Querés ser como Pilato, que no tiene la valentía de ir a contracorriente, para salvar la vida de Jesús, y se lava las manos? Decidme: Vos, sos de los que se lavan las manos, se hacen los distraídos y miran para otro lado, o sos como el Cireneo, que ayuda a Jesús a llevar aquel madero pesado, como María y las otras mujeres, que no tienen miedo de acompañar a Jesús hasta el final, con amor, con ternura”.

4.- Nos lleva a la acción

“Nos enseña así a mirar siempre al otro con misericordia y amor, sobre todo a quien sufre, a quien tiene necesidad de ayuda, a quien espera una palabra, un gesto. La Cruz nos invita a salir de nosotros mismos para ir al encuentro de ellos y tenderles la mano”.

5.- Nos anima a seguir el camino

“En la Cruz de Cristo está el sufrimiento, el pecado del hombre, también el nuestro, y Él acoge todo con los brazos abiertos, carga sobre su espalda nuestras cruces y nos dice: ¡Ánimo! No la llevás vos solo. Yo la llevo con vos y yo he vencido a la muerte y he venido a darte esperanza, a darte vida (cf. Jn 3,16)”.

6.- Nos da certeza del amor fiel De Dios

“Llevemos nuestras alegrías, nuestros sufrimientos, nuestros fracasos a la Cruz de Cristo; encontraremos un Corazón abierto que nos comprende, nos perdona, nos ama y nos pide llevar este mismo amor a nuestra vida, amar a cada hermano o hermana nuestra con ese mismo amor”.

Cristo de la Iglesia nueva de Santa Cruz

El Cristo de nuestro templo parroquial es obra de Pablo Serrano, uno de los artistas españoles más importantes del siglo XX, realizado por el artista en 1970. Este Cristo concebido por Serrano para la Iglesia nueva de Santa Cruz a petición del arquitecto Miguel Fisac se caracterizan por la esbeltez de su torso y el alargamiento exagerado de sus brazos que se alejan del expresionismo con el que Serrano ejecutó una de sus obras religiosas más relevantes (como Cristo de la iglesia de San Ignacio en Polanco, México, en 1960).

Las esculturas religiosas de Serrano emanan una expresividad contenida que contrasta con la sencillez de las obras de Fisac. Destacan por la concepción arquitectónica de las obras religiosas en general, y de este arquitecto en particular, para quien el altar es el punto focal del templo; así lo explicaba él mismo: “Desde un punto de vista plástico las soluciones de iglesias que yo he proyectado y realizado han tenido siempre como solución inmediata plástica conseguir, por diferen- tes medios, este dinamismo hacia el altar”

Las estaciones de nuestro Viacrucis también se van a encontrar  en la basílica del Gran Poder, porque se trata de los bocetos del pintor Antonio Agudo hasta componer las tablas que se pueden ver en el templo de la plaza de San Lorenzo. Son catorce estaciones de un ejercicio piadoso, porque reproduce en catorce actos la Pasión del Señor: desde su condena a muerte hasta su sepultura. Estas escenas en concreto pertenecen al Viacrucis meditado por San Juan Pablo II, tal y como se lo encargó el cardenal Amigo Vallejo al pintor para la Basílica del Gran Poder.

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