«Iniciemos un diálogo abierto y sincero con el Señor»
La expresión Lectio Divina quiere decir “lectura de Dios”, y es una práctica espiritual de la lectura orante de las Escrituras que se originó en la tradición monástica cristiana y que ha sido practicada a lo largo de la histo- ria de la Iglesia. Orígenes (185 – 253), erudito, asceta y teólogo cristiano, afirmaba que para leer bien la Biblia es necesario hacerlo con atención, constancia y oración.
Se realiza a través de cuatro pasos bien definidos y dinámicos. El monje cartujo Guido II (1114 – 1193), distin- gue Lectio (la lectura pausada del pasaje bíblico), meditatio (se medita en su significado, relacionándolo con nuestra vida concreta), oratio (se ofrece una oración a Dios) y contemplatio (el momento de adoración).
El diálogo con el Señor
Para recuperar el contacto directo de los creyentes con la Palabra, pues éste se había perdido, el Concilio Vaticano II exhorta a los fieles a leer asiduamente la Escritura: «»pues desconocer la Escritura es desconocer a Cristo» (…) Recuerden que a la lectura de la Sagrada Escritura debe acom- pañar la oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre, pues «a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras»».
No se trata solo de un método de estudio bíblico, sino que es una forma sencilla de encuentro personal con Dios, entablando diálogo con Él, que puede llevarse a cabo tanto de forma individual como en grupo, y que puede ser adaptada a diferentes necesidades espirituales, contextos y tiem- pos litúrgicos, como por ejemplo en Cuaresma.
A través de su Palabra
La Cuaresma es una oportunidad para dedicar más tiempo a la contemplación de las Escrituras, a ponernos en la presencia del Señor, que quiere hablarnos a través de su Palabra y que quiere tener un encuentro personal con nosotros. Como dice el Papa Francisco: “Es la Palabra de Dios la que renueva continuamente nuestras comunidades y nuestras vidas. Todos pode mos mejorar un poco ese as- pecto: volvernos más oyentes de la Palabra de Dios, para ser menos ricos de nuestras pala- bras y más ricos de las suyas».
Camino hacia la Pascua
En la liturgia cuaresmal Dios emprende con nosotros un camino de cuarenta días que nos conducirá hasta la madre de todas las vigilias, hasta la Pascua. Él se hace el encontradizo con nosotros, con nuestras es- peranzas y con nuestros sufrimientos, nos recuerda lo que ha hecho y nos anuncia lo que quiere hacer hoy por nosotros. Día a día nos manifiesta su designio y nos indica las etapas del itinerario de nuestra salvación.