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Comunión para los enfermos

by santaeulalia

La Iglesia reconoce en los enfermos «una presencia especial de Cristo sufriente». Son las palabras del papa Francisco en su mensaje para la XXII Jornada Mundial del Enfermo sobre el tema «La fe y la caridad: también nosotros debemos dar la vida por los hermanos». El Pontífice habla de esperanza, «porque en el plan de amor de Dios, incluso en la noche del dolor se abre la luz de la Pascua «, y de coraje «para hacer frente a cualquier adversidad en su compañía, unidos a Él».

Por eso desde la parroquia queremos facilitar a todos, enfermos, mayores, imposibilitados para salir de sus hogares que puedan recibir la Comunión y cumplir así con el Precepto Pascual y confesar y comulgar. Los que lo deseen no tienen mas que solicitarlo en el Despacho parroquial llamando al 981614255 de 18:00 hh. a 20:00 hh. y encontrar el horario más adecuado para acercarnos a los hogares.

La Jornada Mundial del Enfermo, como nos explicaba San Juan Pablo II en la Carta apostólica “Salvifici doloris”, busca “sensibilizar al pueblo de Dios y, por consiguiente, a las varias instituciones sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos”. “Ayudar al enfermo a valorar, en el plano humano y sobre todo en el sobrenatural, el sufrimiento”. “Hacer que se comprometan en la pastoral sanitaria de manera especial las diócesis, las comunidades cristianas y las familias religiosas”. “Favorecer el compromiso cada vez más valioso del voluntariado”. “Recordar la importancia de la formación espiritual y moral de los agentes sanitarios”. “Hacer que los sacerdotes diocesanos y regulares, así como cuantos viven y trabajan junto a los que sufren, comprendan mejor la importancia de la asistencia religiosa a los enfermos”.

En general, los enfermos no ocupan hoy en la parroquia el lugar que les corresponde, el que tuvieron en la vida de Jesús, en las primeras comunidades y en otras etapas de la vida de la Iglesia. En muchos casos, la atención a los enfermos se reduce a la administración de sacramentos, olvidando la misión de curar que tiene la comunidad.

Con frecuencia, los enfermos son sólo destinatarios de cuidados diversos, pero no se les integra como miembros activos de la propia comunidad. Además, el hombre de hoy, también el creyente, no suele estar preparado para afrontar la enfermedad, el dolor y la muerte en su vida y en la de los suyos. Las comunidades cristianas han de asumir su compromiso evangelizador en el mundo de la salud, han de ser comunidades que curan. ¿Qué podemos hacer nosotros?

La acción de la parroquia con los enfermos ha de inspirarse en el primer evangelizador, en Cristo, que pasó curando y evangelizó curando: «Recorría ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias» (Mt 9, 35).
Al compartir de manera eficaz los sentimientos de los enfermos y de los pecadores, mientras proclama la salvación y sana enfermos, Jesús revela el verdadero rostro del Padre, amigo del hombre y amigo de la vida. Además, Jesús comparte con sus discípulos la propia misión de evangelizar y de curar: «En la ciudad en que entréis y os reciban… curad los enfermos que haya en ella, y decidles: El Reino de Dios está cerca de vosotros» (Lc 10, 8-9).

Ésta es nuestra tarea: entrar en la ciudad, en la sociedad de nuestros días, curar a los enfermos que haya en ella y desde esa acción curadora proclamar al hombre de hoy la cercanía de Dios y el cumplimiento actual de las señales que liberan: «Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes de corazón: Sed fuertes, no temáis; mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona, os resarcirá y os salvará. Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo hablará» (Is 35, 3-6).

ACCIONES DE LA PARROQUIA ANTE LA ENFERMEDAD

⁃   Educar para afrontar la enfermedad, de modo que puedan afrontarla de forma madura y descubriendo su sentido profundo.

⁃   Acompañar a los enfermos, ayudando a asumir su situación con realismo y paz.

⁃   Celebrar los sacramentos de los enfermos, porque son los gestos por los que ofrece de manera culminante la gracia salvadora y sanadora de Cristo.

⁃   Atender a los enfermos más necesitados, ya que así da su sentido más transparente y evangélico a todo lo que se está haciendo en este campo.

⁃   Ayudar a la familia de los enfermos, porque la enfermedad constituye también para ella una experiencia dolorosa y dura.

⁃   Integrar a los enfermos en la vida de la parroquia conociéndolos, reconociendo su sitio y su función dentro de la misma.

⁃   Implicar a toda la parroquia, sensibilizando a todos los fieles acerca de su responsabilidad.

⁃   Trabajar para que la parroquia sea fuente de salud siendo una comunidad sana que ofrece la Palabra de Dios y acepta a los miembros que sufren, sobre todo liberando de la soledad y aislamiento.

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