La dimensión celebrativa de nuestra fe es muy importante. Celebrar un acontecimiento nos evoca familia, amistad, fiesta, ambiente agradable, etc.
Hoy, solemnidad de Pentecostés, que marcó el comienzo de la iglesia celebramos la fiesta fin de catequesis con un encuentro de oración en la Misa de las Familias en la que los niños también ofrecieron sus flores a María como cada mes de mayo.
Como colofón y también organizado por los catequistas, que viene desarrollando una actividad frenética en favor de niños y padres, tuvo lugar un aperitivo para los cientos de personas que abarrotaban el templo, en la que no faltó de nada. Los más peques tuvieron tiempo para la diversión en el hinchable que hizo las delicias de niños y mayores
Los sacerdotes de la parroquia queremos aprovechar la ocasión para dar las gracias a los catequistas. Como dice el Papa Francisco, ser catequista no es un trabajo, es una vocación, una llamada a seguir el camino del Evangelio, a poner a Jesús en el centro de la Iglesia, y por supuesto, de la catequesis. Es una respuesta a Jesucristo que nos invita a participar de su misión evangelizadora, la misión de anunciar, con obras y palabras, que el Reino de Dios ya está entre nosotros.
Por todo ello, y por todos ellos, debemos dar gracias a Dios, y poner de manifiesto que «toda la comunidad cristiana es responsable del ministerio de la catequesis, pero cada uno según su condición particular en la Iglesia, ministros ordenados, personas consagradas, fieles laicos. El catequista pertenece a una comunidad cristiana y es expresión de ella. Su misión se vive dentro de una comunidad que es el primer sujeto de acompañamiento de la fe», nos dice el Nuevo Directorio para la Catequesis (2020), lo que nos anima y fortalece en nuestra tarea de catequistas y, por supuesto, supone el motor de renovación de las parroquias.
¡Gracias! Es la palabra que sale de nuestros labios. Gracias por vuestra vocación y entrega; gracias por vuestra creatividad y entusiasmo; gracias por vuestra capacidad de acompañar, de estar cerca de los catecúmenos y de sus familias. Gracias por seguir confiando en la tarea de la catequesis y, desde el amor y la alegría, superando las dificultades y los obstáculos. La catequesis sigue siendo el pilar fundamental de nuestras comunidades.
¡ GRACIAS A TODOS!