Saludo a toda la feligresía de Perillo y también a quienes se unan a ella durante las fiestas de Santa María de la Cabeza. Lo primero que se suele recordar es que el origen de las fiestas de esta localidad gira en torno a la figura de “María Toribia”, una mujer nacida en Madrid, de origen humilde y piadoso, esposa de Isidro Labrador, también canonizado. Santa María y San Isidro formaban un matrimonio cristiano que destacaba por las virtudes de la santidad y el trabajo. Sus sencillas ocupaciones (quehaceres del campo, tareas del hogar, interacción con familiares y amigos…) se desarrollaban en un clima de austeridad, paciencia, humildad, fe y devoción.
Quienes han indagado la presencia de la devoción a Sta. María de la Cabeza en Perillo, deducen que ésta comenzó con una capilla erigida a San Isidro Labrador tras su canonización en el S. XVII. En la misma, habrían colaborado personas de A Coruña con propiedades aquí.
No se asusten los lectores si ahora doy un “volantazo” para referirme al “efecto Simon Biles”. Cuando esta famosa gimnasta estadounidense visibilizó los problemas de salud mental que la aquejaban, mucha gente se sintió identificada y comprendida. Creo que Sta. María de la Cabeza lleva también, desde hace siglos, intercediendo ante el Señor por las enfermedades de esa índole. Un tema delicado, con muchas aristas, pero que es necesario poner en valor dado el sufrimiento que le acarrea a muchas personas. Males que van de una simple jaqueca a un grave trastorno y que, entre otras muchas cosas, constituyen un motivo de súplica a Dios a través de la ayuda de esta Santa.
Y quisiera tocar otra dimensión más a la que podría aludir el término “Cabeza”: el servicio pastoral. Acabo de presentarme en sociedad como párroco, con un encargo concreto de servicio al pueblo de Dios presente el Perillo. Una labor que supera, a buen seguro, mis fuerzas y mis mejores deseos. Por eso me gustaría unirme a vosotros en la oración para que salgan muy buenos frutos de la labor parroquial que comenzamos juntos. Si me toca ser “pastor”, “cabeza”, “guía”, esa tarea sólo será posible con la colaboración de todos; cada uno desde sus cualidades y desde sus propios cometidos. Pero con un espíritu común de llevar la paz de la sana convivencia y la alegría de las fiestas a muchas personas que estos días nos acompañarán. Con mis mejore deseos: ¡¡¡Felices fiestas!!!
Vuestro párroco
José Carlos Alonso Seoane